Al planificar una respuesta a una posible reunificación por la fuerza de Taiwán con la China continental, Washington otorga un lugar especial a Japón, que se encuentra a pocos kilómetros de la isla y donde están desplegados decenas de miles de soldados estadounidenses.
Washington estaría presionando a Tokio para que considere la posibilidad de que los militares japoneses participen en hostilidades contra las fuerzas chinas. Esto se produce en medio de los intentos de ambos países de desarrollar un plan de acción operativo común en caso de un eventual conflicto armado en torno a Taiwán, informa Wall Street Journal, citando a personas familiarizadas con las conversaciones.
De acuerdo con el medio, al planificar una respuesta a una posible reunificación por la fuerza de la isla con la China continental, EE.UU. otorga un papel especial a Japón, que se encuentra a solo 112 kilómetros de Taiwán y donde se concentran unos 54.000 soldados estadounidenses en la isla de Okinawa. Así, ambas partes llevan más de un año discutiendo rutas de suministro, el despliegue de lanzamisiles y planes de evacuación de refugiados. Además, Tokio está dispuesto proporcionar a los militares estadounidenses combustible y otros suministros.
Mientras tanto, según una investigación presentada a principios del año, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), en la mayoría de los escenarios del posible conflicto armado, Japón entraría en las hostilidades después de que las fuerzas chinas atacaran las mencionadas bases estadounidenses en territorio japonés. A continuación, los barcos y aviones japoneses empezarían a bombardear e interceptar a elementos de las fuerzas chinas al norte y al este de Taiwán, mientras que los submarinos japoneses, difíciles de detectar, atacarían para hundir los barcos chinos.
Aunque todavía no se ha cerrado un acuerdo sobre la cuestión, un representante del Pentágono afirmó que Washington y Tokio comparten un punto de vista común sobre la política hacia Taiwán, así como que la parte estadounidense acoge con satisfacción el interés de Japón en «ampliar sus funciones, misiones y capacidades», lo que «mejorará la disuasión [de China]». A su vez, un representante del Gobierno japonés dijo que ambas partes tienen planes de defensa conjuntos, sin dar más detalles.
Al mismo tiempo, se señala que no hay garantías de que un conflicto se desarrolle de esta manera, ya que conseguir que Japón se implique directamente en el conflicto sería difícil. Según los analistas, la razón principal es que el Gobierno japonés evita públicamente hablar de la posible implicación en una guerra a causa de las tensiones en torno a Taiwán, mientras que la sociedad del país en su mayoría está en contra de involucrarse en cualquier tipo de acción militar.
«Si se les pregunta si están dispuestos a arriesgar su vida para defender Taiwán, creo que el 90 % de los japoneses dirían ‘no’ en este momento«, dijo Satoru Mori, profesor de política en la Universidad de Keio en Tokio. Señaló que si Japón sufre pérdidas significativas en caso de apoyar a los estadounidenses, la falta de discusión sobre las razones por las que Tokio debería apoyar la defensa de la isla podría conducir a un caos político interno.