Según se informa, Occidente puede aflojar las sanciones anti-Rusia sobre los pagos interestatales de SWIFT a cambio de una extensión del acuerdo de granos.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, propuso al presidente ruso, Vladimir Putin, que Moscú acepte extender el acuerdo de movimiento de granos a cambio de acceso parcial al sistema de pago internacional SWIFT, informó Reuters el miércoles, citando sus fuentes.
El acuerdo facilitado por la ONU que prevé la exportación segura de cereales a través del Mar Negro expirará el lunes. Rusia dijo la semana pasada que no veía “motivos” para prolongar el acuerdo, ya que no logró cumplir con sus objetivos originales de dirigir el grano hacia las naciones pobres y no se cumplieron los derechos de Moscú en virtud del acuerdo.
Rusia quería que su banco agrícola, Rosselkhozbank, se volviera a conectar a SWIFT, pero un portavoz de la UE dijo en mayo que el levantamiento de las restricciones contra los bancos del país no estaba en la agenda.
Las exportaciones rusas de alimentos y fertilizantes no están sujetas a sanciones occidentales. Sin embargo, Moscú ha señalado que las restricciones en los pagos, la logística y los seguros presentan efectivamente una barrera para los envíos.
Para resolver la situación, la UE ahora está considerando conectar una subsidiaria de Rosselkhozbank a SWIFT para permitir específicamente transacciones de granos y fertilizantes, dijo Reuters.
Según las fuentes de la agencia, Guterres sugirió al presidente Putin que Moscú extendiera el acuerdo de granos del Mar Negro por varios meses, para dar tiempo a Bruselas de conectar la subsidiaria de Rosselkhozbank con SWIFT.
Un portavoz de la ONU dijo el miércoles que el secretario general había enviado una carta a Putin proponiendo una forma de facilitar las exportaciones rusas de alimentos y fertilizantes y garantizar los envíos continuos de granos ucranianos, aunque no se proporcionaron más detalles.
El acuerdo de granos se firmó originalmente el 22 de julio de 2022 y estaba previsto que durara tres meses. Luego se prolongó varias veces durante el año pasado, a pesar de las crecientes preocupaciones expresadas repetidamente por Moscú por no haber proporcionado ninguno de los beneficios acordados para Rusia.