«Una noche más tranquila gracias a la acción decidida de la Policía», tuiteó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, en referencia a la movilización de 45.000 policías y gendarmes, 7.000 de ellos en París y sus alrededores.
Al mismo tiempo, en algunas ciudades, como Marcella, se registraron incendios y enfrentamientos entre los manifestantes, que lanzaron fuegos artificiales, y las fuerzas del orden que, por su parte, respondieron con bombas lacrimógenas. Así, en la ciudad dos policías resultaron heridos, uno de ellos en la cara tras ser alcanzado por pirotecnia. Además, en la ciudad de Brest, situada en el departamento de Finisterre, los alborotadores incendiaron un concesionario de Renault.
Mientras tanto, en la capital, se registró una gran presencia policial, especialmente a lo largo de los Campos Elíseos, debido a los llamamientos a concentrarse allí que desde el viernes circulaban por las redes sociales. Como resultado, pequeños grupos de jóvenes vestidos de negro se paseaban bajo la mirada de los agentes antidisturbios (CRS) por la avenida en la que, al igual que en muchas otras ciudades, escaparates de tiendas y bancos estaban protegidos por rejas o tablones de madera.