Moscú ha sido extremadamente transparente sobre los acontecimientos recientes en el país, ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores.
Rusia no tiene la obligación de asegurar a Occidente que la situación política en el país es estable tras el levantamiento del grupo militar privado Wagner la semana pasada, dijo el jueves el ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov.
En declaraciones a los periodistas, Lavrov reiteró que “no estamos obligados a explicar nada a nadie, a dar garantías”. Afirmó que Rusia “actúa con transparencia”, y agregó que tanto el presidente Vladimir Putin como otros altos funcionarios han comentado sobre el motín de Wagner.
“Si alguien en Occidente tiene alguna duda, bueno, ese es su problema”, dijo el ministro.
Lavrov continuó diciendo que Rusia siempre ha salido fortalecida de los desafíos que ha tenido que superar, y describió el motín como “nada más que problemas”.
“Lo mismo sucederá ahora. Además, sentimos que este proceso ya ha comenzado”.
También dijo que Moscú tiene “serias dudas sobre la cordura de muchos líderes occidentales”. Mientras admiten públicamente que sus ciudadanos están sufriendo debido al conflicto de Ucrania, estos líderes continúan con sus políticas en nombre de ayudar a Kiev a prevalecer sobre Moscú, explicó el ministro de Relaciones Exteriores. “¿Esto suena cuerdo? ¿Refleja esto los intereses nacionales?”.
Lavrov señaló que en medio del motín de Wagner, muchos líderes occidentales afirmaron que el barniz del estado de Rusia se estaba desmoronando. Esta reacción, combinada con declaraciones de que armar a Ucrania había valido la pena, básicamente equivalía a una confesión de que Occidente está “librando una guerra” contra Rusia, dijo.
El viernes pasado, el jefe de Wagner, Evgeny Prigozhin, acusó al Ministerio de Defensa ruso de lanzar un ataque mortal con misiles en uno de los campamentos del grupo, prometiendo represalias. El ministerio negó la acusación.
En las horas siguientes, las tropas de Wagner ocuparon partes de la ciudad de Rostov-on-Don, en el sur de Rusia, con elementos del grupo que pretendían marchar sobre Moscú. El sábado, Prigozhin detuvo la marcha a cambio de garantías de seguridad como parte de un acuerdo negociado por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko.
El martes, el presidente ruso, Vladimir Putin, elogió a las agencias militares y policiales de la nación por esencialmente “detener una guerra civil”, y describió la revuelta como “una traición a nuestro pueblo, a los hermanos de armas que luchan en la línea del frente” en Ucrania.