La OTAN dice que la revuelta del Grupo Wagner evidencia el “error estratégico” de Putin con la operación militar en Ucrania


El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha asegurado este lunes que la revuelta de los mercenarios del Grupo Wagner que obligó a Moscú a poner a sus fuerzas en estado de alerta evidencia que el presidente ruso, Vladimir Putin, cometió un «error estratégico» con la operación de Ucrania.

En unas declaraciones desde Lituania, donde se reúne con el presidente lituano, Gitanas Nauseda, para preparar la cumbre de líderes del próximo 11 y 12 de julio, el ex primer ministro noruego se ha referido a los acontecimientos vividos en Rusia el pasado fin de semana como «asuntos internos», aunque ha insistido en que ponen de relevancia que la guerra «ilegal» contra Ucrania se ha demostrado como un «gran error estratégico» de Putin.

«Seguimos de cerca la situación en Rusia. Los acontecimientos del fin de semana son un asunto interno de Rusia y una demostración más del gran error estratégico que cometió Putin con su anexión ilegal de Crimea y la guerra contra Ucrania», ha señalado.

En este sentido, Stoltenberg ha recalcado que frente al asalto ruso a Ucrania es aun más importante mantener el apoyo a Kiev, tras incidir en que cuanto más territorio logre retomar en su contraofensiva contra las tropas rusas, «más fuerte será su baza en una mesa de negociación».

El jefe político de la OTAN ha hecho repaso a los logros que se esperan de la cumbre de Vilna, recordando que los aliados preparan un apoyo multianual a Ucrania y decisiones que le acercan a la organización militar.

«Su lugar está en la OTAN», ha recalcado, para subrayar que todos los aliados coinciden en que la puerta de la OTAN sigue abierta para Ucrania y que tarde o temprano será miembro de la alianza. «Son los aliados y Ucrania quienes deben decidir. Rusia no tiene derecho de veto», ha reafirmado.

La rebelión de los paramilitares del Grupo Wagner, liderada por el jefe de la organización, Yevgeni Prigozhin, comenzó a última hora del viernes con la toma de la ciudad rusa de Rostov, sede del mando sur del Ejército ruso, con la intención de dirigirse hacia Moscú para pedir explicaciones al Ministerio de Defensa por matar presuntamente a sus hombres en un bombardeo.

En pleno pulso con el Kremlin y a pocos cientos de kilómetros de Moscú, el convoy dio media vuelta en la tarde del sábado gracias a la mediación del presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko, en un acuerdo para parar la revuelta, amnistiar a los mercenarios y mandar al exilio a Bielorrusia a Prigozhin.

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