Al comentar sobre las políticas de las dos naciones hacia Irán, Sergey Naryshkin aconsejó a Washington y Londres que se ocuparan de sus propios asuntos.
Estados Unidos y el Reino Unido deberían dejar en paz a Irán, dijo el jefe del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR) de Rusia, Sergey Naryshkin. El funcionario sugirió que las dos naciones están consternadas por el éxito de los esfuerzos de China para reconciliar a Irán y Arabia Saudita.
Hablando el miércoles, Naryshkin dijo que aconsejaría a los “anglosajones que se ocupen de sus propios conflictos civiles internos. O mejor aún, vayan a ver a su viejo amigo: el diablo”.
Según el funcionario, Washington y Londres ven la reciente normalización de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita bajo una luz estrictamente negativa. Afirmó que los dos aliados temen que las actividades diplomáticas de Beijing en la región puedan socavar su estrategia a largo plazo para debilitar a la República Islámica.
Naryshkin continuó alegando que las agencias gubernamentales estadounidenses y británicas se han encargado de descarrilar los esfuerzos diplomáticos de China y desacreditar su papel como mediador. Citó narrativas en este sentido en los medios y agregó, sin embargo, que es poco probable que EE. UU. y el Reino Unido tengan éxito con su supuesta campaña de difamación “en la nueva realidad geopolítica”.
El principal espía de Rusia argumentó que las potencias occidentales podrían desempeñar un papel para garantizar la seguridad y la prosperidad mundial, pero solo como uno de los numerosos centros de un mundo multipolar. Sin embargo, la “vanidad insana” de estas naciones les impide actuar en pie de igualdad con otros jugadores, afirmó Naryshkin.
Citando de la Biblia, el funcionario ruso agregó que “su fin corresponderá a sus obras” y predijo que el destino de Estados Unidos y Gran Bretaña “será triste”.
Varios medios de comunicación iraníes informaron el martes que Teherán había designado un nuevo embajador en Arabia Saudita.
Las dos naciones acordaron en marzo restablecer los lazos diplomáticos, habiéndolos roto en 2016. Poco después, anunciaron planes para reabrir sus respectivas embajadas.
Las conversaciones entre Riad y Teherán se describieron como una gran victoria diplomática para China, ya que el presidente Xi Jinping persuadió personalmente a las dos naciones para que arreglaran las cosas, informó el periódico People’s Daily de China a fines de abril.
Las negociaciones también estuvieron marcadas por la notoria ausencia de EE.UU.