EE.UU. puede verse afectado por el suministro de cazas F-16 a Ucrania no solo por potencial tecnología inversa, sino ataques rusos a instalaciones que los alojan.
“Si los cazas de combate F-16 fuesen desplegados en Ucrania, Estados Unidos afrontaría un desafío cardinal. No solo existe la posibilidad de que el caza o la tecnología de la que se compone caigan en manos rusas, como lo han hecho otros equipos occidentales, sino que también hay probabilidades de cuantiosas pérdidas de cazas durante los ataques contra los aeródromos donde están desplegados, así como en los combates aéreos, lo que sería un serio revés para la reputación de los F-16”, indicó un articulo publicado el sábado en la revista Military Watch Magazine.
Según la fuente, existe una razón clara de la discrepancia en las posiciones estadounidense y europea ante tal suministro: Estados Unidos todavía tiene una gran participación en el programa de los F-16, no solo porque el caza seguirá formando la columna vertebral de la Fuerza Aérea de EE.UU. en décadas por venir, sino también porque continúa ofreciendo variantes modernizadas de la clase para exportación, a veces por cientos de millones de dólares por fuselaje.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó el viernes durante la cumbre del Grupo de los Siete (G7), en Japón, que Washington apoya los planes de países europeos para formar a pilotos de combate ucranianos en aviones de cuarta generación, como el F-16, en lo que prácticamente se considera como un prolegómeno al envío de estos aviones. El mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, a su vez, dijo que estaba ansioso por plantear dicho tema en la cumbre.
Al respecto, el vicecanciller ruso, Alexander Grushko, dijo el sábado, al comentar sobre los posibles suministros de F-16 a Kiev, que los países occidentales continúan en el camino de la escalada en el conflicto de Ucrania y que Rusia lo tendría en cuenta en sus planes.