En medio de los crecientes riesgos de seguridad en la región indo-pacífica, Tokio está cultivando sus lazos diplomáticos con aliados cercanos y lejanos durante la presidencia del G7.
Mientras los líderes de los principales países industriales del Grupo de los Siete (G7) se reúnen en Japón, la nación anfitriona aprovecha los tres días de cumbre para poner de relieve los acucientes desafíos de seguridad en la región del Índico y el Pacífico, al tiempo que se reafirma como un actor clave en el escenario internacional. El primer ministro Fumio Kishida está «aprovechando» la presidencia japonesa del G7 para llamar la atención del mundo sobre la difícil situación de seguridad en la región, explica Jeff Kingston, director de Estudios Asiáticos de la Universidad Temple de Japón.
Entre los problemas de seguridad en la región indo-pacífica están los continuos esfuerzos de China para expandir y modernizar sus arsenales nucleares, una posible invasión de Taiwán y la obstinación de Corea del Norte con su programa militar de armas nucleares. Tres países vecinos de Japón, Corea del Norte, China y Rusia, poseen armas nucleares. La propia celebración de la cumbre del G7 en Hiroshima, una de las dos ciudades japonesas devastadas por las bombas atómicas estadounidenses al término de la Segunda Guerra Mundial tiene un enorme simbolismo.
Antes del inicio de la cumbre, Kishida afirmó creer que el primer paso hacia cualquier esfuerzo de desarme nuclear es brindar «una experiencia de primera mano de las consecuencias del bombardeo atómico y transmitir con firmeza la realidad». Promover el desarme nuclear, que puede incluir lograr que Corea del Norte abandone su programa de armas nucleares y misiles balísticos, es una «misión personal para Kishida», afirma Kingston. «Y es una meta lejana», añade.
Más allá del Indo-Pacífico
En su intento por lograr ese objetivo, Kishida expandió los esfuerzos diplomáticos de Japón más allá de sus aliados tradicionales en el Indo-Pacífico. Kishida se apresuró a condenar la invasión rusa de Ucrania el año pasado e impuso sanciones a las entidades rusas mientras ofrecía ayuda y asistencia militar de millones de dólares. En marzo, realizó una visita no anunciada a Kiev.
Según Christopher B. Johnstone y Nicholas Szechenyi, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de expertos de Estados Unidos, la visita no fue un mero gesto simbólico. También mostró «la propia determinación de Japón de apoyar a Ucrania y oponerse al intento de Rusia de cambiar el statu quo por la fuerza, un principio universal que Tokio considera vital defender frente a la coerción china en Asia». E incluso se invitó al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, a dirigirse personalmente a la cumbre del G7 el domingo.
Expansión de alianzas tradicionales
Kishida también invitó a otros líderes de varias naciones del Sur Global a asistir a la reunión como observadores, incluidos Indonesia, India, Vietnam y Brasil. Aunque se ha convertido en una costumbre invitar a líderes de países que no pertenecen al G7 en los últimos años, Japón está haciendo un uso eficiente del G7 para expandir sus alianzas tradicionales, dice el experto en seguridad de Japón, Robert Ward, en medio de la creciente preocupación por la posible invasión china de Taiwán.
Japón necesita «una red tan densa como sea posible y en tantas áreas relacionadas con la seguridad como sea posible», interpreta Ward, experto en Japón del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, con sede en Reino Unido, «porque las necesidades de Japón van más allá la relación de seguridad tradicional entre Estados Unidos y Japón». Para fortalecer aún más los lazos con aliados regionales clave, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, y el primer ministro australiano Anthony Albanese también están presentes en Hiroshima.
Estos esfuerzos diplomáticos de Japón están dando sus frutos, afirma Eleanor Hughes, miembro no residente del centro de estudios EconVue, con sede en Chicago. Ella señala que Japón firmó un acuerdo histórico con Reino Unido un día antes de la cumbre. El comunicado de prensa del gobierno británico elogió «el papel fundamental de Japón en el Indo-Pacífico y su centralidad para la seguridad y la prosperidad de Reino Unido».
Otros signos del éxito diplomático de Japón, según Hughes, incluyen un acuerdo de acceso recíproco con Australia, su avance del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (comúnmente conocido como Quad) entre India, Australia, Japón y Estados Unidos y un mayor compromiso con los países africanos y del Sur Global.
Nueva postura de defensa
Los esfuerzos de Japón por presentarse como un actor importante en la política internacional se combinan con la transformación dramática de su postura de defensa. En diciembre pasado, Japón anunció el plan para duplicar su presupuesto de defensa y adquirir capacidades de contraataque.
Además, Kishida también ha potenciado el acercamiento con la Corea del Sur de Yoon Suk Yeol y las Filipinas de Ferdinand Marcos Jr.. Durante una reunión entre los ministros de Exteriores japonés y filipino en Tokio el pasado 16 de mayo, ambos países acordaron profundizar la cooperación en seguridad, citando expresamente la creciente asertividad marítima de China como una preocupación mutua.
A pesar de los importantes cambios en su postura de seguridad en los últimos meses, el público japonés parece algo ambivalente ante la nueva dirección del gobierno. Según una encuesta reciente del periódico japonés Asahi Shimbun, 80 % de los encuestados japoneses están preocupados por que Japón se pueda ver arrastrado a un potencial conflicto militar en el estrecho de Taiwán. Kishida está «restringido por el profundo pacifismo entre los japoneses», resume Kingston, de la Universidad Temple. «Es una situación difícil».
La experta en relaciones internacionales Kyoko Hatakeyama se encuentra entre los analistas que creen que Japón aún puede maximizar su influencia diplomática durante el año de su presidencia de turno del G7. «Si la cumbre del G7 tiene éxito, impulsará el estatus diplomático de Japón», dice Hatakeyama, profesora de la Universidad de la Prefectura de Niigata en Japón. «Y si Japón adopta un papel más activo en el mantenimiento del orden regional, la región del Indo-Pacífico también podrá beneficiarse de estos esfuerzos».