Un bombardero ruso de primera línea Su-34 ha atacado con bombas guiadas el punto de despliegue de mercenarios extranjeros en la región de Jarkov, dijo a Sputnik un portavoz del Ministerio de Defensa ruso.
«La tripulación de un cazabombardero Su-34, utilizando módulos universales para planificar y corregir bombas aéreas, atacó un punto de despliegue temporal de mercenarios extranjeros cerca de la aldea de Ivanovka [Ivanivka]», dijo el portavoz.
Además, en la dirección de Kupyansk, las fuerzas rusas localizaron y destruyeron dos grupos de reconocimiento de sabotaje ucranianos y frustraron tres intentos de rotación de tropas enemigas, dijo el portavoz.
El portavoz también le dijo a Sputnik que un vehículo de combate del sistema de misiles antiaéreos Osa fue destruido usando la munición merodeadora de precisión Lancet cerca de la aldea de Velykyi Burluk. Un obús autopropulsado Akatsiya utilizado por las tropas ucranianas también fue destruido por las fuerzas rusas.
Rusia lanzó su operación militar especial en Ucrania el 24 de febrero de 2022, después de que las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk pidieron ayuda para defenderse de las provocaciones ucranianas. En respuesta a la operación de Rusia, los países occidentales lanzaron una campaña integral de sanciones contra Moscú y suministraron armas a Ucrania.
El 30 de septiembre de 2022, el presidente ruso, Vladimir Putin, y los jefes de las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, así como las regiones de Kherson y Zaporozhye, firmaron acuerdos sobre la adhesión de estos territorios a Rusia, luego de referéndums que demostraron que una abrumadora mayoría de los la población local apoyó convertirse en parte de Rusia.
Los países occidentales han aumentado significativamente su apoyo económico y militar a Kiev, que ahora incluye defensa aérea y sistemas de lanzamiento de cohetes múltiples, tanques, artillería autopropulsada, armas antiaéreas, vehículos blindados y varios tipos de municiones. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo en enero que los suministros de armas a Ucrania por parte de los países occidentales dan testimonio de su participación directa y creciente en el conflicto.