“Estamos cerrados los unos a los otros y al mundo”, dijo el Sumo Pontícice en esa ceremonia, punto culminante de su visita a esa nación, a la cual asistieron más de 50 mil personas, incluida la presidenta de la República, Katalin Novak, así como el primer ministro húngaro, Viktor Orban.
«Vemos las puertas cerradas de nuestro egoísmo hacia los que caminan a nuestro lado todos los días, de nuestro individualismo en una sociedad que corre el riesgo de atrofiarse en la soledad”, expresó.
Se refirió además a “las puertas cerradas de nuestra indiferencia hacia quienes sufren, en la pobreza, hacia los extranjeros, diferentes, migrantes, los más pobres y necesitados de ayuda».
El arzobispo de Budapest, cardenal Peter Erdó, agradeció allí al Papa por su visita a ese país en la que, según dijo, llevó “un mensaje de diálogo y de paz que hoy es especialmente actual”.
Durante la primera jornada, el 28 de abril, el Obispo de Roma sostuvo contactos con Novák, y Orbán tras los cuales pronunció un discurso ante la sociedad civil y el cuerpo diplomático en la sede del Gobierno húngaro, el antiguo Monasterio Carmelita, para luego reunirse con los obispos, sacerdotes y religiosos en la concatedral de San Esteban.
En la mañana del 29 de abril visitó el Instituto Beato Laszlo Batthyany-Strattman, donde estudian niños invidentes a quienes agradeció “por su acogida y ternura” y luego compartió con los pobres y refugiados en la iglesia de Santa Isabel de Hungría.
Sostuvo además ese día un encuentro con representantes de la Iglesia católica griega, y un contacto con el metropolita de la Iglesia ortodoxa en Hungría, Hilarión, quien durante 13 años fue jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.
Se trasladó en la tarde del sábado hacia el complejo deportivo László Papp Budapest Sports Arena, donde se dirigió a los jóvenes húngaros, a quienes recordó que “uno no se hace grande pasando por encima de los demás, sino rebajándose hacia los demás» y los exhortó a ser “vivos, activos y protagonistas”.
Les aconsejó «apuntar alto», pues hay que «invertir en grandes metas» y pidió a la juventud «tomar la vida en sus propias manos para ayudar al mundo a vivir en paz» pues “es un tiempo de grandes exigencias y grandes respuestas”.
Tras una ceremonia de despedida, prevista para las 18:00 hora local en el Aeropuerto Internacional de la capital húngara, se espera que el viaje apostólico 41 del papa Francisco culmine con su llegada a Roma dos horas más tarde, según precisó la oficina de prensa de la Santa Sede.