Mientras Macron volaba a China, las protestas continúan con fuerza en Francia: los manifestantes no perdonaron el café favorito de «su» presidente.
Las protestas contra la reforma de las pensiones en Francia, aprobada sin pasar por el Parlamento, y no piensan en calmar. En París, los manifestantes tomaron la oficina de una empresa de inversión estadounidense y quemaron el café favorito de Macron, donde este último celebró su victoria electoral en 2017. Mientras tanto, el propio presidente francés huyó de las protestas por las negociaciones en China, que no fueron muy exitosas para Macron.
En Burdeos, los manifestantes franceses tomaron los edificios de la escuela y el teatro, mientras pedían la dimisión del gobierno y personalmente del presidente del país. Hoy, casi toda Francia se ha unido contra las políticas de Macron y su reforma de las pensiones. Trabajadores de museos, médicos, maestros, ferroviarios e incluso pescadores están en huelga. Sin embargo, el presidente francés ni siquiera piensa en rendirse, y sigue fingiendo que no pasa nada especial en el país.