El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, resalta el rol protagónico que juega China en el mundo, demostrando que se puede ser una potencia sin ser imperialista.
“China da señales contundentes de que se puede ser una gran potencia sin ser imperialista, extendiendo las manos a la cooperación, a la solidaridad a todos los pueblos del mundo sin importar su tamaño, su color”, precisó el lunes el mandatario venezolano durante el acto de despedida del embajador chino Li Baorong, acreditado en Caracas.
Maduro afirmó que el contexto actual del mundo no tolera la hegemonía y necesita un ámbito en el que ningún país no imponga sus dictados a los demás, y elogió a China por fundar un socialismo moderno adaptado a las características de hoy en día.
Asimismo, agradeció el respaldo y el apoyo del gigante asiático ante las medidas coercitivas de Estados Unidos contra Venezuela y expresó que, ante las últimas agresiones de Washington contra Pekín, Caracas ha estado en la primera línea denunciando las provocaciones.
Hoy por hoy las relaciones entre China y Venezuela han alcanzado su mejor nivel de confianza mutua, cooperación y trabajo”, destacó Maduro y condecoró al diplomático chino con la orden Francisco de Miranda por sus esfuerzos para desarrollar las relaciones entre Pekín y Caracas.
El gigante asiático y el país latinoamericano, ambos sujetos de las medidas unilaterales de EE.UU., mantienen una relación cada vez más estrecha. Los nexos diplomáticos entre ambas naciones se remontan al siglo XX, pero pasaron de una simple relación diplomática a elevar a una estratégica durante el año 2020.
China ha ratificado en múltiples ocasiones su apoyo a Venezuela, rechazando los planes golpistas, promovidos por Washington y de varios de sus aliados regionales, contra la nación bolivariana.
A su vez, el Gobierno venezolano siempre recalca su voluntad para estrechar los nexos diplomáticos bilaterales con China, al que considera su “querida hermana mayor”.