Según la representante oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, este está lejos de ser el primer experimento para cambiar las condiciones de trabajo de las instituciones mundiales para complacer a Kiev.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), después de haber otorgado a Kiev un préstamo de $ 15 mil millones, arrojará dinero a un agujero negro. Así lo escribió el sábado en el canal de Telegram la representante oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova.
La diplomática señaló que el FMI tradicionalmente otorga préstamos solo a aquellos gobiernos que tienen un plan claro de pago de la deuda. “Si no hay garantías para la devolución de los fondos, entonces es imposible informar a los países miembros. Hay reglas uniformes para todos los participantes”, explicó.
Zakharova declaró que Kiev no tiene ningún plan. «Al mismo tiempo, Bankova pidió descaradamente al FMI 15.000 millones de dólares. El FMI decidió hacer una ‘excepción’ y cambiar las reglas de préstamo para seguir inyectando dinero en el agujero negro. Por lo tanto, el nuevo programa del FMI será la primera experiencia de este tipo.”
El representante oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia señaló que este no es el primer experimento para cambiar las condiciones de trabajo de las instituciones mundiales para complacer a Kiev. «¿Cómo pueden sobrevivir aquí los mecanismos de mercado, las bases liberales de la economía? Así es. De ninguna manera», resumió.
El jueves, en una sesión informativa habitual para periodistas, la portavoz del FMI, Julie Kozak, dijo que los especialistas del FMI habían llegado a acuerdos de trabajo con Ucrania sobre un posible programa de préstamo de 15.600 millones de dólares durante cuatro años. Según Kozak, el logro de estos acuerdos a nivel de trabajo «refleja el compromiso del FMI de seguir apoyando a Ucrania».
La semana pasada, la junta directiva del FMI aprobó cambios en las reglas que permitieron a la institución financiera aprobar nuevos programas de préstamos para países como Ucrania que enfrentan una «incertidumbre excepcionalmente alta»