El 26 de septiembre de 2022, una explosión masiva destruyó los oleoductos Nord Stream 1 y 2 en el lecho marino del Báltico, cortando una importante conexión de gas natural y liberando cantidades colosales de metano.
Estados Unidos se había opuesto durante mucho tiempo a la línea, que va de Rusia a Alemania, instando a Europa a comprar gas estadounidense más caro.
Un nuevo informe del periodista de investigación Seymour Hersh culpa a la inteligencia estadounidense y alemana por un artículo del New York Times que afirma que fueron terroristas ucranianos, no buzos de la Marina de los EE. UU., quienes bombardearon el oleoducto Nord Stream en septiembre pasado. Hersh dijo que era parte de un “apagón” coordinado de su denuncia del papel de Washington en el ataque.
“No hay evidencia de que ningún reportero asignado allí le haya preguntado al secretario de prensa de la Casa Blanca si Biden había hecho lo que cualquier líder serio haría: “encargar” formalmente a la comunidad de inteligencia estadounidense que lleve a cabo una investigación profunda, con todos sus activos, y averiguar quién había cometido el hecho en el Mar Báltico”, escribió Hersh el miércoles.
“Según una fuente dentro de la comunidad de inteligencia, el presidente no lo ha hecho ni lo hará”, aseveró el periodista. «¿Por qué no? Porque él sabe la respuesta.