Manifestantes franceses bloquearon una carretera clave alrededor de la capital y aumentaron la huelga en las refinerías de petróleo en una nueva manifestación de ira después de que el gobierno del presidente Emmanuel Macron adoptara un controvertido plan de reforma de pensiones sin una votación parlamentaria.
Los medios locales dijeron que cientos de manifestantes bloquearon el tráfico en la carretera de circunvalación en las afueras de París el viernes por la mañana, solo unas horas después de las protestas masivas nocturnas y cientos de arrestos en todo el país por el impulso de Macron a través de la polémica reforma de pensiones.
Los medios también informaron sobre daños que incluyen una bicicleta pública quemada, un escaparate destrozado y un automóvil chamuscado en París.
En el sector energético el viernes, los trabajadores iban a detener la producción en una gran refinería este fin de semana o el lunes a más tardar, dijo el representante sindical de la CGT, Eric Sellini, y agregó que los huelguistas continuaron entregando menos combustible de lo normal desde varios otros sitios.
Los trabajadores ya habían estado en huelga continua en el sitio del norte TotalEnergies de Normandie, pero detener la producción intensificaría la acción industrial.
La administración de Macron invocó el jueves por la tarde un controvertido poder constitucional para imponer la revisión de las pensiones por decreto, utilizando un procedimiento especial para impulsar su reforma de pensiones sin votación en el parlamento francés.
La medida provocó violentas protestas en todo el país, con la policía lanzando gases lacrimógenos a unos 7.000 manifestantes en la Plaza de la Concordia en París y arrestando a 310 personas en toda Francia, incluidas 258 en la capital.
Soumaya Gentet, miembro del sindicato CGT de 51 años de la cadena de supermercados Monoprix, dijo a los periodistas que estaba indignada y que continuaría protestando hasta que se revocara el proyecto de ley.
“No están tomando en cuenta lo que quiere la gente”, agregó Gentet.
«A Macron le importa un bledo la gente», dijo su colega, Lamia Kerrouzi. «Él no entiende el idioma de la gente. Debe ser derogado».
A través de sus reformas propuestas, Macron está presionando para aumentar la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años, diciendo que es vital si el país quiere evitar el colapso del sistema estatal de pensiones.
Aumentar la edad de jubilación en dos años y extender el período de pago generaría 17.700 millones de euros adicionales (19.180 millones de dólares) en aportes anuales a las pensiones, lo que permitiría que el sistema alcanzara el punto de equilibrio para 2027, según estimaciones del Ministerio de Trabajo.
Los sondeos de opinión muestran que dos tercios de los franceses se oponen a la reforma y apoyan un movimiento de protesta organizado por los sindicatos, que se han unido tras su oposición y han advertido que continuarán con su movilización.
La oposición advierte que la reforma penalizará a los trabajadores con salarios bajos y obligará a trabajar más tiempo a las personas que comenzaron trabajos manuales a edades más tempranas. Trenes, escuelas, servicios públicos y puertos se han visto afectados por huelgas en las últimas seis semanas.