Avenidas y plazas de Francia fueron hoy testigos de la octava jornada desde el 19 de enero de manifestaciones y marchas para exigir al Gobierno que retroceda en su reforma de la jubilación.
De acuerdo con la Confederación General del Trabajo (CGT), uno de los sindicatos convocantes, en total salieron a las calles un millón 700 mil personas, 450 mil en esta capital, donde el Ministerio del Interior estimó en 37 mil los participantes en las protestas.
Las movilizaciones devinieron en nuevas condenas al Gobierno y al presidente Emmanuel Macron, a quien acusaron de ignorar el reclamo popular contra la reforma, en particular frente a su objetivo de que los franceses trabajen más tiempo.
En París y otras ciudades, las manifestaciones siguieron a las realizadas el 19 y 31 de enero, el 7, 11 y 16 de febrero, y el 7 y 11 de marzo, nuevamente acompañadas por globos gigantes, pancartas, disfraces y consignas.
Sin embargo, el ambiente fue más tenso, ante la cercanía del desenlace de la batalla parlamentaria entre los promotores y los detractores del proyecto de ley, también cuestionado por el aumento del período de cotizaciones y la eliminación de regímenes especiales de jubilación.
Mientras se producían las protestas, sesionó una comisión mixta de siete senadores y siete diputados con la misión de generar un texto de consenso, que sería votado mañana en el Senado, dominado por los conservadores, y en la Asamblea Nacional, donde el oficialismo perdió la mayoría absoluta en las elecciones legislativas de junio pasado.
Algunos participantes en las marchas se hicieron eco de las denuncias de que el Gobierno pudiera acudir al artículo 49.3 de la Constitución, que permite adoptar iniciativas sin el voto parlamentario, si siente que su reforma no pasará el filtro de la Asamblea.