El analista jefe del banco espera que el índice de referencia S&P 500 caiga bruscamente
Las acciones estadounidenses se han disparado a máximos insostenibles y podrían caer un 26% en unos meses, advirtió el principal estratega de Morgan Stanley.
En una nota de analista, el estratega jefe de acciones estadounidenses del banco, Mike Wilson, dijo que el nivel actual de las valoraciones de las acciones podría compararse con la » zona de la muerte «, un término en montañismo que describe una altitud tan alta que los escaladores no tienen suficiente oxígeno para respirar. .
“Muchas muertes en montañismo a gran altura han sido causadas por la zona de la muerte, ya sea directamente por la pérdida de funciones vitales o indirectamente por decisiones equivocadas tomadas bajo estrés o debilitamiento físico que conduce a accidentes”, escribió Wilson .
“Esta es una analogía perfecta de dónde se encuentran los inversionistas de capital hoy en día y, francamente, dónde han estado muchas veces durante la última década”, agregó.
La metáfora indica los niveles excesivos a los que han subido los precios de las acciones desde principios de este año. Wilson sugirió que el S&P 500 podría caer a 3.000 puntos en unos meses, un 26% menos que los niveles actuales, y dijo que «es hora de regresar al campamento base antes de la próxima guía de ganancias».
El pronóstico sombrío sigue a lo que muchos analistas han llamado el peor año para el mercado de valores desde la crisis financiera de 2008. Los tres índices se desplomaron en 2022 con el Dow Jones Industrial Average terminando el año con una caída del 8,8 %, mientras que el S&P 500 se hundió un 19,4 % y el Nasdaq Composite un 33,1 %.
“El repunte del mercado bajista que comenzó en octubre a partir de precios razonables y bajas expectativas se transformó en un frenesí especulativo basado en una pausa/pivote de la Fed que no se producirá”, decía la última nota de Wilson.
El estratega ha advertido repetidamente que el repunte del mercado no durará, ya que espera que la inflación sea más rígida de lo que pronostican muchos otros economistas, lo que obligará a la Reserva Federal de EE. UU. a subir las tasas para controlar el aumento de los precios.