La negativa a utilizar el dólar para los pagos de petróleo en todo el mundo podría socavar la economía de los EE. UU., ha dicho un exfuncionario de la Casa Blanca.
Estados Unidos se enfrenta a graves riesgos económicos a medida que más países de todo el mundo se alejan del dólar en el comercio de energía, según el exfuncionario de la Casa Blanca Paul Craig Roberts.
Roberts, quien se desempeñó como subsecretario del Tesoro de EE. UU. para Política Económica durante la administración Reagan, advirtió en un artículo publicado el lunes que el fin del petrodólar tendría graves efectos adversos en el valor del dólar, así como en la inflación de EE. UU. y tipos de interés.
Señaló el reciente anuncio de Arabia Saudita de que estaba abierto a aceptar pagos por petróleo en monedas distintas al dólar. Según Roberts, si eso sucede, la demanda de dólares y el valor de la moneda caerán. Al facturar el petróleo en dólares, los saudíes garantizaron la demanda mundial de dólares, explicó. “Esta es una gran amenaza para el poder de Washington y el poder financiero de los bancos estadounidenses”, agregó el economista.
Roberts señaló que durante medio siglo, el petrodólar ha respaldado el valor del dólar estadounidense y ha asegurado el financiamiento de los grandes déficit presupuestarios y comerciales de Estados Unidos. “El petrodólar apoyó el papel continuo del dólar como moneda mundial después de que el presidente Nixon cerró la ventana del oro en 1971, poniendo fin al sistema de Bretton Woods después de la Segunda Guerra Mundial que le dio al dólar estadounidense el papel de moneda de reserva”.
Sin embargo, según Roberts, en los últimos años Washington ha abusado tanto del papel de moneda de reserva del dólar con sanciones e incautaciones de activos que muchos países desean resolver los desequilibrios comerciales en sus propias monedas, “para escapar de la capacidad de Washington de amenazarlos y castigarlos por servir sus propios intereses en lugar de los de Washington”.
El artículo decía que si los saudíes bajan el petrodólar, los estadounidenses enfrentarán una fuerte inflación y las altas tasas de interés necesarias para financiar los déficits presupuestarios estadounidenses, a menos que la propia Reserva Federal financie los déficits imprimiendo dinero
En ese caso, la inflación monetaria se sumaría a la inflación causada por la caída en el valor de cambio del dólar como resultado de la disminución de la demanda extranjera de dólares. “Si esto llegara a suceder, la implicación para Estados Unidos sería una austeridad masiva”, advirtió Roberts.