El plan de China en África: ¿Neocolonialismo o una estrategia que beneficia a todos?

A diferencia de las políticas neoliberales occidentales, que ofrecen inversiones con estrictas imposiciones políticas, los expertos destacan que la creciente influencia de Pekín en el continente africano ha traído procesos de devolución favorables.

El nuevo canciller chino, Qin Gang, ha iniciado este lunes una gira por cinco países africanos, su primer viaje oficial al extranjero desde que fue nombrado para el cargo a finales de diciembre.

Qin, que ejercía de embajador en EE.UU., visitará la sede de la Unión Africana en Etiopía antes de viajar a Angola, Benín, Egipto y Gabón, con el fin de reforzar los lazos diplomáticos y afianzar la influencia creciente de Pekín en el continente.

El espacio prioritario que ocupa África en la agenda china no es algo nuevo. Durante 33 años consecutivos los ministros de Asuntos Exteriores chinos han comenzado el año con una visita a ese continente, «lo que demuestra lo mucho que China valora su tradicional amistad con África y el crecimiento de las relaciones China-África», según indicó el portavoz de Exteriores chino, Wang Wenbin.

Del mismo modo, «la influencia maligna de China en el continente», como la han catalogado desde Washington, ha encendido las alarmas en la Casa Blanca, provocando que el presidente Joe Biden se comprometiera el mes pasado a entregar 55.000 millones de dólares en inversiones a África durante los próximos tres años.

La Iniciativa de la Franja y la Ruta

Actualmente, todas las políticas exteriores de Pekín, incluida la africana, se diseñan teniendo en cuenta la Iniciativa de la Franja y la Ruta, lanzada por Xi Jinping en septiembre de 2013. China considera la puesta en marcha de este proyecto como un medio para acelerar su desarrollo económico y el de los demás implicados, como es el caso de los países africanos.

«La participación de África en la iniciativale ayudará a desarrollar sus infraestructuras y abrirá vías para que Pekín explore su potencial en el sector de la construcción. Impulsará el crecimiento económico de China y beneficiará enormemente a los países africanos«, destaca Tatiana Deich, investigadora principal del Instituto de Estudios Africanos de la Academia Rusa de Ciencias, en un artículo publicado en 2018.

De igual forma, como parte de la iniciativa, China está realizando grandes esfuerzos para industrializar los países periféricos y semiperiféricos, donde en muchos casos el sector manufacturero se crea prácticamente desde cero en parques agroindustriales y zonas especiales para la cooperación industrial.

«Hoy en día, los resultados de la cooperación China-África están por todo el continente africano. Las carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, puertos, rascacielos, estadios y otras estructuras que China ayudó a construir pueden verse por todas partes», afirmó el diciembre pasado Ren Yisheng, embajador chino en Liberia.

Entre 2000 y 2020, China ayudó a los países africanos a construir más de 13.000 km de vías férreas, casi 100.000 km de autopistas, unos 1.000 puentes, casi 100 puertos y más de 80 grandes centrales eléctricas. Asimismo, ha generado más de 4,5 millones de puestos de trabajo para África, indicó Ren.

Aliados políticos

Los esfuerzos de China en el continente africano también persiguen una legitimidad política. El Gobierno chino cree que el fortalecimiento de las relaciones sino-africanas ayudará a aumentar su influencia internacional, donde la gran mayoría de los gobiernos africanos ya han expresado su apoyo a la política de «una sola China» de Pekín, un requisito previo para atraer la ayuda y la inversión chinas.

Hasta hace poco, China mantenía relaciones diplomáticas con 50 de los 54 Estados africanos. Los otros cuatro (Burkina Faso, Santo Tomé y Príncipe, Esuatini y Gambia) mantenían relaciones con Taiwán.

Ya en 2013, Gambia suspendió sus relaciones con Taiwán y reconoció China como único Gobierno legítimo. Posteriormente, en 2016, China y Gambia establecieron formalmente relaciones diplomáticas. En diciembre del mismo año, se restablecieron los lazos diplomáticos entre China y Santo Tomé y Príncipe. Por último, en 2018, Burkina Faso anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas con China.

El exministro de Exteriores chino, Wang Yi, expresó su «sincera esperanza» de que Esuatini, el último país africano en reconocer diplomáticamente a Taiwán, se una pronto a la «familia» de aliados de Pekín en el continente.

Para ello, los dirigentes chinos han estado ocupados llenando sus agendas con encuentros bilaterales y visitas a África. Compromisos que podrían catalogarse como la conservación de una amistad a largo plazo.

Defensa y seguridad

Además de exportar armas a países africanos, China estaría exportando contratistas militares y de seguridad privados para proteger instalaciones mineras, puertos y ferrocarriles, entre otros proyectos financiados a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, según reveló la Corporación RAND, un ‘think tank’ estadounidense.

Pekín ha exportado armas o armamento a 17 naciones del continente. Asimismo, se han registrado envíos militares que incluyen aviones y vehículos aéreos no tripulados, artillería, vehículos blindados, misiles y barcos. De igual forma, se ha informado que los contratistas militares privados chinos estarían operando en 15 países africanos.

«Las exportaciones de armas son un medio de influencia», afirmó John Parachini, investigador internacional y de defensa de RAND, resaltando que China también está motivada para vender armas con fines económicos y que tales transacciones a menudo implican negociaciones de alto nivel.

«Los altos dirigentes de un país comprador de armas suelen estar implicados en estas transacciones. Las exportaciones de armas dan lugar a contactos con altos funcionarios que pueden desembocar en otras interacciones diplomáticas y comerciales», afirmó Parachini.

¿Neocolonialismo o una estrategia que beneficia a todos?

Según algunos analistas en Occidente, los intereses estratégicos generales de Pekín en África se podrían resumir en la clásica concepción del colonialismo, el acceso a los recursos naturales. Sin embargo, las relaciones sino-africanas han demostrado estar en contra de los estereotipos convencionales y de los titulares más alarmantes. Los intereses chinos en el continente abarcan no solo los recursos naturales, sino también cuestiones de comercio, seguridad, diplomacia y poder blando.

A diferencia de las políticas neoliberales, que ofrecen inversiones con estrictas imposiciones políticas que favorecen al prestamista, «las inversiones económicas chinas no vienen acompañadas de esas condicionalidades y tienen procesos de devolución más favorables«, indicó Mikaela Nhondo Erskog, investigadora del Instituto Tricontinental de Investigación Social.

Para esto, China ha impulsado plataformas como el Foro de Cooperación China-África, que ha reunido a los líderes africanos para priorizar el desarrollo del continente de forma colectiva, «lo que puede suponer un paso adelante hacia la unidad territorial», destacó Erskog.

Igualmente, Pekín anunció el agosto pasado que condonará a 17 países africanos un total de 23 préstamos sin intereses que habían vencido a finales de 2021. Como parte de la adopción de medidas para promover el «desarrollo común». La declaración remarca que mientras se enfrentan a «diversas formas de prácticas hegemónicas y de intimidación», tanto China como los países africanos «se han mantenido hombro con hombro».

«En cuanto a las soluciones de China a los problemas globales, lo que más me impresiona es la Iniciativa de Desarrollo Global y la Iniciativa de Seguridad Global. Están en consonancia con los llamamientos internacionales actuales y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, y también son significativas para el continente africano», afirmó el mes pasado David Monyae, director del Centro de Estudios África-China de la Universidad de Johannesburgo.

 

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