Las huelgas en el transporte sumen al Reino Unido en el caos


Las protestas en el sector ferroviario han complicado el retorno a casa de miles de británicos tras las festividades navideñas.

Las huelgas en el transporte público británico están complicando la operación de retorno a casa de decenas de miles de residentes en Reino Unido tras las festividades navideñas, pero Elizabeth lo padece como un inconveniente más en la situación de incertidumbre política y social que atraviesa el país en los últimos meses. «Yo apoyo los paros, tanto del personal ferroviario como de las enfermeras y los empleados de ambulancia.

Es el último recurso que les queda para hacer fuerza sobre sus reivindicaciones. La culpa la tiene el Gobierno», dice en comunicación electrónica esta directora de gestión en una empresa de diseño comercial, que prefiere reservarse su apellido. Es un sentimiento que de momento comparte la mayoría de la población, según diversas encuestas.

La segunda jornada consecutiva de la huelga del ferrocarril en este inicio de año pilló a Elizabeth en Belfast, donde celebró la Nochevieja y la llegada del año nuevo. Su vuelo a Luton, a unos 55 kilómetros al norte de Londres, no estaría afectado por la acción sindical de los funcionarios de aduanas y control de pasaportes, otro de los gremios que están luchando a través de sus representantes sindicales y en las líneas de piquetes en demanda de incrementos salariales, seguridad y mejoras en el puesto de trabajo y consensuadas reformas sectoriales. Pero, antes de emprender el viaje, calculaba que iba a tardar cuatro horas más de lo habitual en alcanzar su destino en la costa del sur de Inglaterra.

En Stansted se registraron colas de más de hora y media hasta asegurar asiento en un autobús con destino a Londres. Las plazas se agotaron días atrás en todos los servicios desde la tarde a la medianoche debido al parón en el tren que enlaza este principal aeropuerto de vuelos a bajo coste con la estación de Liverpool, en el este de la capital. «Estoy desesperado por salir de aquí», comentaba un viajero hacia las 11 de la noche del martes, en el primero de dos ciclos de 48 horas consecutivas de huelga que el principal sindicato de la industria del ferrocarril ha convocado esta semana.

Pérdidas de 2.500 millones

Los líderes sindicales amenazan al Gobierno con replicar la acción de protesta en sucesivos meses hasta el verano. Forma parte del pulso de presión para lograr subidas de sueldo acordes con la tasa de inflación -se estima que está bajando después de alcanzar un pico del 10,7% en noviembre- y reformas estructurales que limite la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de taquillas en las estaciones de tren. La huelga, que este miércoles paralizó el 80% de los servicios regulares del Reino Unido, ha causado pérdidas al sector de restauración por encima de los 2.500 millones de euros desde el verano, según estimaciones de UK Hospitality, la principal asociación patronal del sector hotelero, bares y restaurantes.

Los inconvenientes y disrupciones continuarán este mes, con nuevos paros previstos de enfermeros, paramédicos y conductores de ambulancias en Inglaterra, que amenazan con profundizar la crisis del sistema de salud estatal. No son los únicos empleados públicos enfrentados al Gobierno conservador de Rishi Sunak, quien reiteró este miércoles que la «puerta está abierta» para dialogar sobre los «retos» laborales, siempre que las demandas sean «responsables y asequibles» económicamente. Carteros, funcionarios de aduanas y de controles de pasaportes, gestores de carreteras y los carnés de conducir también se han echado a la calle en reivindicación de mejoras salariales.

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