Según los informes, Jens Stoltenberg es considerado el favorito para el papel en Washington.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, podría convertirse en el nuevo jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), informó el miércoles la emisora Norwegian TV 2, citando fuentes «confiables» dentro del bloque militar liderado por Estados Unidos.
Además, el secretario general saliente es el favorito de Estados Unidos para dirigir la organización con sede en Washington, agregó la fuente. Actualmente, el fondo está dirigido por Kristalina Georgieva, una veterana economista búlgara, cuyo mandato está previsto que finalice en 2024.
Stoltenberg estaba listo para dejar la OTAN en septiembre, pero su mandato se extendió hasta fines de 2023 en medio del conflicto en curso en Ucrania. Sin un sucesor para el puesto a la vista, Stoltenberg puede terminar extendiendo su mandato incluso más allá de 2023, posiblemente por otro año, según han sugerido varios informes de los medios.
Según los informes, varios políticos de alto rango están siendo considerados como el nuevo presidente del bloque militar. La OTAN supuestamente pretende instalar a una mujer al mando por primera vez, con la presidenta eslovaca Zuzana Caputova, el primer ministro estonio Kaja Kallas y la expresidenta croata Kolinda Grabar-Kitarovic nombradas entre los contendientes.
A principios de noviembre, el New York Times informó que la “primera candidata” favorecida por Washington para reemplazar al secretario general saliente de la OTAN era Chrystia Freeland, quien actualmente es ministra de finanzas y viceprimera ministra de Canadá.
La política, conocida por su fuerte postura proucraniana y antirrusa, es nieta de Mikhail Chomiak, quien publicó un periódico pronazi y antisemita en la ciudad polaca ocupada de Cracovia.
“Cuando alguno de los candidatos apoye a Ucrania en la guerra contra Rusia será un factor crítico”, escribió el NYT.
Freeland ha sido extremadamente ambigua sobre su controvertida ascendencia, negándose a condenar a sus abuelos maternos e incluso describiéndolos como «exiliados políticos con la responsabilidad de mantener viva la idea de una Ucrania independiente» en su ensayo de 2015 ‘Mi Ucrania’.