El enviado especial de EE.UU. para Irán, Robert Malley, reconoce que su país se ha concentrado en apoyar disturbios en el país persa, en lugar de reactivar el PIAC.
“Estados Unidos se concentrará en el suministro de armas iraníes a Rusia y en apoyar a los manifestantes en el país, en lugar de en las conversaciones estancadas para revivir un acuerdo nuclear internacional”, afirmó Malley en una entrevista el sábado.
Sin mencionar la inacción de la Administración de Joe Biden para tomar una decisión política que conduzca a la reactivación del acuerdo nuclear —de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés)—, el emisario estadounidense acusó a Irán de no estar interesado en un acuerdo y de presentar demandas “inaceptables”.
Malley también dijo el jueves, en una entrevista con la revista estadounidense Foreign Policy, que el relanzamiento del PIAC no está en la agenda de Estados Unidos y que la atención de Washington “está en lo que está sucediendo en Irán”.
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Desde abril del año pasado, Irán lleva conversando con Alemania, Francia, el Reino Unido, Rusia, China y, de forma indirecta, con EE.UU., sobre la restauración del acuerdo nuclear, que quedó en el limbo tras la salida unilateral de Washington en mayo de 2018 y la reimposición por este último de los embargos a Teherán.
Cuando Biden estaba en la campaña electoral, prometió que Estados Unidos volvería al acuerdo nuclear iraní. Sin embargo, casi dos años después de su mandato, las conversaciones no han dado resultado.
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Irán participó seriamente y con responsabilidad en los diálogos, como confirma la Unión Europea (UE). Mientras tanto, según denuncian las autoridades iraníes, la indecisión de Washington y las presiones del lobby israelí, muy crítico con el acuerdo nuclear, han provocado múltiples interrupciones en las maratonianas conversaciones.
Las autoridades iraníes siempre han hecho hincapié en que lo primordial en las pláticas es el levantamiento efectivo de las sanciones impuestas por EE.UU. contra la nación iraní, y la normalización de las relaciones comerciales y económicas con el país persa, por lo que cualquier acuerdo debe cubrir estas demandas de Teherán.