Según la propuesta, el país asiático podría desactivar los misiles balísticos de un hipotético país enemigo, así como sus sistemas de mando y control, antes de que estos sean lanzados, lo cual implicaría atacar una base extranjera.
Esta idea ya ha sido planteada con anterioridad por el PLD, pero siempre genera polémica dentro de las distintas instancias gubernamentales porque podría deslindarse de los principios pacifistas y la postura estrictamente defensiva recogida en la Constitución nipona desde 1947.
Hasta la fecha, Komeito había evitado respaldar a su socio en el impulso de este controvertido cambio en la septuagenaria política de seguridad.
De acuerdo con lo pactado, el «contraataque” se llevaría a cabo cuando se cumplan los requisitos para ejercer el derecho a la legítima defensa y nunca como una acción militar preventiva, reseñó la prensa nacional.
Además, la Política Básica de Respuesta (establece los hechos y circunstancias que condicionan una situación de peligro) debe ser decidida por el Gabinete y aprobada por la Dieta (parlamento bicameral).
Asimismo, la iniciativa quedaría amparada por el derecho de autodefensa colectiva, en virtud del cual podría invocarse también en caso de ataque armado a un aliado como Estados Unidos, aunque Japón no sufra una embestida directa.
El gobierno nipón prevé incluir el nuevo concepto en tres documentos, incluido la Estrategia de Seguridad Nacional, que se debatirán dentro de la Dieta antes de que finalice el presente año.
La coalición conformada por el PLD y Komeito ostenta la mayoría tanto en la Cámara de Representantes como en la de Consejeros, por lo cual rige los destinos político, económico y social de la nación.
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