Los checos han tomado las calles de la capital, Praga, para protestar por la ayuda del gobierno a Ucrania y lo que consideran políticas comerciales y energéticas miopes.
Los manifestantes, que se reunieron en Letná, también apuntaron a la Unión Europea y la OTAN, y su continua ayuda a Ucrania, criticándolos por albergar bases estadounidenses, informó Radio Checa.
Llevaban pancartas que decían «Bases estadounidenses en los EE. UU.» y que habrá paz con las bases estadounidenses en Europa. «Basta, belicistas», decían algunas de las pancartas.
La multitud también coreó «renuncia» y «ladrones» mientras se dirigían al gobierno checo.
Los manifestantes también atacaron la dirección económica del país, instando al gobierno a reducir los costos de los servicios públicos, detener la exportación de energía, nacionalizar las instalaciones subterráneas de almacenamiento de gas y dar mayor prioridad a la venta de artículos fabricados en el país.
En septiembre, miles de checos se manifestaron en Praga, pidiendo a la administración de centroderecha que dimitiera para poder celebrar elecciones anticipadas. También exigieron negociaciones con Rusia sobre el suministro de gas antes del invierno.
A principios de septiembre, un estudio encargado por la Radio Checa encontró que el 45% de los checos estaban «definitivamente» insatisfechos con los esfuerzos del gobierno para combatir el aumento de los precios de la energía y los alimentos y que más de la mitad de los checos no confiaban en la administración actual.
Olas de protestas han hecho que los ciudadanos de toda Europa salgan a las calles enojados por el aumento de los precios de los alimentos, el combustible y la electricidad, y las investigaciones muestran que el aumento en su escala y propagación «no tiene precedentes».
Se espera que la gravedad y la frecuencia de las protestas y el activismo laboral se aceleren aún más en los próximos meses, a medida que aumentan las condiciones para los disturbios civiles en un número creciente de países.
La guerra en Ucrania ha aumentado enormemente los precios del petróleo y el gas, ya que tanto Rusia como Occidente utilizan los suministros de hidrocarburos como moneda de cambio para forzar la mano del otro. El precio de mercado de los combustibles y la electricidad se ha ajustado en consecuencia, provocando una inflación energética de dos dígitos.
Los aumentos repentinos en el precio del combustible y la electricidad están en el centro de las protestas que se han desarrollado en toda Europa.