La Unión Europea tendrá más dificultades para pasar el próximo año si el bloque deja por completo de importar gas ruso, mientras que un tope en el precio del gas no reducirá los costos para los hogares, dijo el viernes el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans.
«Debemos tener en cuenta el hecho de que el próximo año será aún más difícil, ya que no habrá gas ruso. Imponer un límite de precio [al gas] no conducirá automáticamente a una disminución de los precios para los consumidores. Actualmente, la demanda supera la oferta, lo que conduce a un aumento de los precios. Por eso tenemos que frenar nuestro consumo», dijo Timmermans al diario francés Le Monde.
En la entrevista, el funcionario de la UE dijo que ahora estaba en contra de la idea de introducir un precio máximo para el gas.
El martes, la CE propuso un precio tope que entraría en vigor si el precio del mes anterior en la bolsa de gas holandesa TTF supera los 275 euros ($286) durante dos semanas y si, al mismo tiempo, los precios TTF son 58 euros más altos que el precio de referencia global del gas natural licuado durante 10 días hábiles consecutivos.
El jueves, el ministro de Energía italiano, Gilberto Pichetto Fratin, dijo en un comentario ante el Consejo de Energía en Bruselas que al menos 15 estados de la UE acordaron rechazar el plan de precios máximos de la Comisión.
Los ministros de energía de la UE no lograron llegar a un acuerdo sobre el precio máximo del gas el jueves y se espera que discutan más a fondo la propuesta de la Comisión en su próxima reunión programada para el 13 de diciembre, según el ministro de Relaciones Exteriores húngaro, Peter Szijjarto.
Desde 2021, los precios de la energía en los países de la UE han aumentado como parte de una tendencia mundial. Tras el inicio de la operación militar de Rusia en Ucrania en febrero de 2022 y la adopción de varios paquetes de sanciones contra Moscú por parte de la UE, que también han tenido como objetivo frenar las importaciones de gas ruso, el aumento de los precios de la energía se aceleró. La seguridad energética llegó a la cima de la agenda tanto global como nacional, lo que obligó a los gobiernos europeos a recurrir a medidas de contingencia.