Al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, le queda poco hilo en su carrete presidencial. Y lo sabe. Y por eso, la desesperación que le llevó a hacer presuntamente un ataque de falsa bandera contra territorio polaco, del cual culpó a Rusia, país contra el que pidió un ataque inmediato de la OTAN, algo que podría causar la Tercera Guerra Mundial.
Un cómico sin gracia
El actor comediante Volodímir Zelenski, ya no cae en gracia en Occidente. Y hace tiempo que dejó de ser gracioso. El que está siendo su stand-up ‘non-stop’ siniestro desde que arribó a la presidencia de su país, conoció su ‘cresta de la ola’ desde el inicio de la operación militar especial de Rusia en Ucrania, el pasado 24 de febrero, y se ha extendido hasta hace pocas semanas, en que supo que sus pasos actorales podrían colapsar en función de los resultados en las elecciones de medio mandato en EEUU.
Al tiempo que crecían sus temores sobre su destino –de caer en manos republicanas alguna de las cámaras legislativas en EEUU–, también crecían, pero de forma exponencial, sus ataques espasmódicos de horror, y que conocieron su momento cúlmine cuando decidió que, perdido por perdido, se jugaría lo que creía era un as en su manga: atacar territorio polaco lanzándole misiles, para, a continuación, exigir a la OTAN un ataque inmediato contra Rusia por haber atacado ‘territorio OTAN’.
Pero, nunca mejor dicho, el tiro le salió por la culata: inmediatamente EEUU identificó a los misiles como pertenecientes a la defensa ucraniana antiaérea y así se lo comunicó a la OTAN y a la Unión Europea. Algo que no obstó para que Zelenski siguiera afirmando de forma pertinaz que Rusia había lanzado esos misiles.
Cuan esperpénticamente bizarro había sido semejante chapuza, que cuando Zelenski activó el tinglado, que en un primer momento fue apoyado abiertamente por el presidente de Polonia, Andrzej Duda, Biden no quiso atenderle el teléfono, y el consejero de Seguridad de EEUU, Jake Sullivan, le dio un toque de atención: tras los belicistas comentarios de Zelenski llamó rápidamente a su oficina y le instó a los funcionarios ucranianos a tener más cuidado con la forma en que hablaban sobre el incidente.
Pero además, el diputado francés y excandidato presidencial, Nicolas Dupont-Aignan, llamó a dejar de apoyar a Zelenski por sus intentos de desatar la Tercera Guerra Mundial. «¡Zelenski, al enviar un misil a Polonia y culpar a los rusos por ello, casi provocó la tercera guerra mundial!», avisó. Mientras, el ex primer ministro de Japón Yoshiro Mori, dijo en un discurso en un acto político en Tokio: «No entiendo por qué solo critican a (Vladímir) Putin y no critican a Zelenski. Esto es problemático. El señor Zelenski ha hecho sufrir a muchos ucranianos».
El analista internacional Iñaki Gil y San Vicente señala que lo que está pasando entre Occidente y Zelenski es parte de un proceso de «personajes creados artificialmente con una campaña de prensa, generalmente todos proceden de ideologías de extrema derecha y a todos ellos ‘se les ha maquillado’. Pero, tarde o temprano, la complejidad y la dureza de las contradicciones mundiales hacen que lo que han hecho, lo que son, y lo que está haciendo, emerja y aparezca con fuerza: con Zelenski está sucediendo eso. Pero aquí hay dos posibilidades: una, es que [Occidente] aplique mucho más las tuercas del silencio y la represión mediática, y que se evite que se divulguen muchas de sus mentiras y provocaciones, y entonces lo pueden mantener durante un tiempo. Pero también, en todo caso, pueden ellos mismos apartarlos con tranquilidad, con suavidad, sin que haga mucho ruido, o incluso puede pasar un ‘accidente’. Tengamos en cuenta que uno de los negociadores ucranianos, al mes de comenzar la guerra, lo asesinaron».