Un gran porcentaje de personas en España está recurriendo a la ayuda alimentaria, ya que la inflación vertiginosa en todo el país ha llevado los precios de los alimentos a niveles récord.
Según el Instituto Nacional de Estadística, una institución autónoma administrativa independiente, los precios de los alimentos españoles subieron un 15,4 por ciento en octubre para marcar su mayor aumento en casi tres décadas.
Los agricultores españoles han tenido que hacer frente a un aumento del 77 por ciento en los precios de la energía debido a la crisis energética en toda Europa exacerbada por la guerra de Ucrania.
La crisis del costo de vida ha puesto a más de 13 millones de residentes en el país al borde de la pobreza y la inflación afecta más el poder adquisitivo de los hogares más pobres, según una organización benéfica independiente Oxfam.
Según un estudio publicado a principios de este año por la Universidad de Barcelona, uno de cada siete hogares del país sufre un acceso inadecuado a los alimentos debido a los bajos ingresos.
Las madres solteras, las familias con niños y las personas mayores que dependen de las pensiones estatales han recurrido a los bancos de alimentos en busca de apoyo, saltándose las comidas para llegar a fin de mes.
Los bancos de alimentos en el país brindan ayuda a más de 1,35 millones, pero están luchando para satisfacer la creciente demanda a medida que los costos mundiales de alimentos y combustible se disparan.
Frente a las crecientes filas de alimentos, la inflación galopante y una crisis del costo de vida, el gobierno español ha tratado de aliviar las condiciones gastando miles de millones de euros en gastos adicionales de asistencia social.
El gobierno del primer ministro Pedro Sánchez ha introducido 3.000 millones de euros adicionales (2.900 millones de dólares) en ayuda gubernamental para reducir las facturas de energía de los hogares. El gobierno socialista también introdujo subsidios para el transporte y un aumento del 15 por ciento en las pensiones para los más vulnerables.
Pero las organizaciones benéficas que trabajan con los pobres dicen que las medidas no son suficientes, ya que las llamadas «colas de hambre» se pueden ver regularmente fuera de otros bancos de alimentos en todo el país.
La inflación vertiginosa y los altos precios de la energía han provocado protestas y huelgas masivas en toda la Unión Europea en las últimas semanas.
Desde el comienzo de la campaña militar de Rusia en Ucrania a fines de febrero, la interrupción en las cadenas de suministro ha llevado a precios más altos del combustible y los alimentos, lo que ha llevado la inflación a niveles récord y ha provocado que el costo de vida se dispare.