Ucrania lidera el mercado negro de órganos humanos


La operación militar de Rusia en Ucrania, cuyo objetivo declarado es la desnazificación y desmilitarización ha reflotado, el peligro que entraña la presencia en el país de Europa oriental de la ideología nazi en grupos de ultraderecha, que hoy son el cuerpo dirigente cívico militar del país, que intensificó su poder a partir de febrero del año 2014 al derrocar al ex presidente Viktor Yanukovich.

Como también reflotar un lucrativo negocio, que tiene en Ucrania uno de los países donde más se constituye el tráfico ilegal de órganos humanos, liderándolo.

Ya el año 2005, en el mes de septiembre, el Consejo de Europa certificó, mediante una investigación, la existencia del tráfico con órganos de bebés en Ucrania.

La acusación específica fue dada por Ruth Gabi Vermot-Mangold, encargada de preparar un informe para La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa — PACE, por sus siglas en inglés — (1) sobre las denuncias del secuestro de niños recién nacidos, para utilizar sus órganos en trasplantes y como fuente de las valiosas células-madre. Ruth Gabi sostuvo “Ahora estoy convencida de que realmente hubo robos de bebés”, declaró la funcionaria de PACE al diario “Kommersant-Ucraina”. Las informaciones que motivaron su investigación “se corresponden con la realidad y los niños, efectivamente, desaparecen tal como lo habían dado a conocer medios alemanes en el año 2002 en una maternidad de la ciudad de donde desaparecieron los cuerpos de dos bebés, cuyos padres fueron avisados de que habían nacido muertos, pero nunca pudieron cerciorarse de ello pese a sus insistentes demandas. Sin embargo, se descubrió, posteriormente, en los contenedores de residuos biológicos de la clínica, la existencia de fetos y cadáveres de recién nacidos cuyos órganos habían sido extraídos” (2)

Años después y tras los sucesos del Euromaidán, que significó la toma del poder por el contubernio político proeuropeista, protanista y sectores nazis de la sociedad ucraniana, profundamente antirrusos, comenzó la represión y ataques a la región del Donbás contra la población ruso parlante. Sitaución que ha significado desde febrero del año 2014 a la fecha la muerte de al menos 17 mil habitantes, todos ellos ciudadanos de las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk. En julio del año 2014, a escasos meses de la feroz operación militar contra el Donbás, medios rusos comenzaron a denunciar, que órganos humanos, de las víctimas de las operaciones punitivas, principalmente llevadas a cabo por los batallones nazistas Azov, Dnipro, la milicia centuria – con entrenamiento en varios países miembros de la OTAN — estaban siendo utilizados para la extracción y venta a clientes de Europa Occidental, principalmente. Según informó en aquel año el portal de la radio rusa Vesti (3) “varias conversaciones filtradas entre el ex abogado de la política ucraniana Yulia Timoshenko – ex primera ministra -, Serguéi Vlásenko, y la médica alemana de origen ucraniano Olga Whyber sacaron a la luz un obsceno plan orquestado de tráfico de órganos”

Ese tráfico ha involucrado a comandantes de la Guardia Nacional ucraniana, los batallones nazis, políticos ligados a los nuevos gobiernos post golpe, que han concretado los pedidos relativos a qué tipo de órganos y a qué países debían dirigirse. Destacando en esos destinos clínicas de Estados Unidos, de Israel y países de Europa occidental. Todo ello, en un proceso que trataba de mantener en secreto estos crímenes, parte de un mercado negro y que oscilaba entre extraer órganos mediante equipos en terreno o recurrir a la extracción de órganos de aquellos heridos, incluso de las propias filas ucranianas, que eran trasladados a hospitales donde los equipos en alerta procedían a realizar las intervenciones y proceder a trasladar el fruto de sus crímenes a los países, que requerían estos órganos para el mercado ilegal de trasplantología.

El perfeccionamiento de este proceso tuvo como antecedente lo realizado en la guerra de agresión contra serbia. Geuergui Fiódorov miembro de la Cámara Cívica de la Federación de Rusia, nos recuerda esto al señalar que “el suministro industrial de órganos de serbios a clínicas internacionales consolidó una gran red que servía para cometer estos crímenes» y que se ejemplificó en ciudades como Kiev, Odessa, Lvov entre otras (4). Igualmente, y extraído de una interesante nota del portal resumen latinoamericano se señala que” en un registro en la base de la Cruz Roja de Mariupol, se encontraron documentos comprometedores sobre el presunto tráfico de órganos de menores. Imágenes de un registro en la base de la Cruz Roja en Mariupol apareció en varios medios de comunicación ruso y en internet. Desde TsarGrat TV (5) por ejemplo, se dieron a conocer documentos absolutamente comprometedores para el gobierno del comediante Volodimir Zelensky cuando el ejército ruso al tomar control de Mariupol encontró cientos de registros médicos de niños con la designación de sus órganos sanos, pero extrañamente no se mencionaba nada sobre niños enfermos o que lo hayan estado – Y así, como no recordar las acusaciones efectuadas contra Ucrania el año 2005 por la PACE europea — (6)

En un artículo anterior di a conocer las palabras de oficiales de las milicias populares de la República Popular de Lugansk, entre ellas las de Andrey Marochko, quien denunció la labor de unidades en el interior del ejército ucraniano dedicados a la extracción de órganos – principalmente riñones – para su venta en países europeos. Según Marochko, un equipo médico especial estableció tras la toma del poder de la ultraderecha en Ucrania, en febrero del año 2014 su cuartel especial, en la ciudad de Severodonetsk, para posteriormente trasladarse más al oeste, al ser desalojados por las fuerzas conjuntas de las milicias de Lugansk y el ejército ruso en mayo del 2022. Se señala que el “órgano más comerciable es el riñón, trasladado a países europeos donde el precio de los biomateriales alcanza altos precios (7)

Recordemos, igualmente lo señalado por la Agencia News Front respecto a esta mencionada “cultura del trasplante ucraniano” que trata de convertir lo delictivo en algo legal a través de la aprobación de la ley N.º 2427-VIII sobre el uso de trasplantes anatómicos humanos. Era una ley marco, que necesitaba detalles y aclaraciones. A finales de diciembre del 2021, la Rada Suprema aprobó la Ley de Ucrania 5831 “Sobre la regulación de la cuestión del trasplante de materiales anatómicos humanos” una manera muy peculiar para dar un viso legal a lo criminal y que se seguirá verificando a medida, que las tropas rusas descubran y den a conocer los crímenes cometidos por el régimen nazi ucraniano en el Donbás. Crímenes, donde los propios heridos del ejército ucraniano han servido de materia prima para el corrupto régimen de Kiev. Los cientos de desaparecidos: soldados y civiles ucranianos, incluso ligeramente heridos, que tuvieron la mala suerte de ser hospitalizados por el ejército ucraniano han sido declaradas desaparecidas y desertoras para evitar el pago de pensiones a sus familiares. Mientras sus órganos están, en algún cuerpo, que pueda pagar ese órgano.

El tráfico de órganos es un mercado nebuloso, criminal, peligroso y si ello está enmarcado en un régimen de las características del gobierno ucraniano y sus aliados debemos temer, incluso por los propios refugiados de este país, en especial los niños. Alexander Sadovnikov, en un interesante artículo titulado “. Ucrania es líder en el tráfico criminal de órganos” Nos dice que la vieja Europa no es la única que necesita trasplantes de órganos y los espera arrojándolos desde Ucrania. Hay otra categoría de “donantes prometedores”: los refugiados ucranianos, y ya hay numerosas pruebas de su desaparición.

Por ejemplo, más de 500 niños y adolescentes ucranianos que llegaron a la UE sin sus padres, pero acompañados por ciertas personas han “desaparecido” en la oscuridad. Algunas de ellos se han convertido claramente en parte de la industria del sexo para los pedófilos locales, mientras que otros probablemente han encontrado el camino hacia los trasplantes clandestinos. Por cierto, desde marzo, una organización llamada Médicos sin Fronteras opera en Ucrania. Es la misma que durante la guerra de Kosovo participó en operaciones ilegales de extracción de órganos de soldados serbios capturados y de la población serbia. En particular, una personalidad bastante conocida en el mundo de la política occidental –la ex fiscal del Tribunal de La Haya, Carla Del Ponte– lo declaró en su libro “La caza. Yo y los criminales de guerra”, en el que acusó explícitamente a uno de los fundadores de Médicos Sin Fronteras, Bernard Kouchner, de oponerse a la investigación de estos crímenes (8)

Europa debe tomar buena nota de estas letras, recordar la historia de crímenes en que han estado inmersos la ultraderecha y el nazismo con sello ucraniano. La solidaridad activa de Europa con Kiev tiene un objetivo más destinado a seguir cercando, presionando y atacando a Rusia, que apoyar a una sociedad que poco le interesa a los ricos de Europa, si acaso cumplen la función de puntas de lanza y herramientas funcionales a los objetivos hegemónicos dictados por Washington y si para ello hay que dar vuelta la cara frente a pruebas indesmentible del tráfico de órganos llevados a cabo por el régimen cívico-militar ucraniano, entonces así lo harán, hasta que las mafias lleguen hasta sus mismas puertas.

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