El Ministerio británico de Finanzas anuncia una subida de los impuestos a las empresas y los individuos, debido a la recesión iniciada de cara a los duros días del invierno.
El Reino Unido ha entrado ya en la recesión. El fuerte incremento de la inflación y las subidas del precio de la energía, han obligado la creación de un nuevo plan presupuestario. El ministro de Finanzas británico, Jeremy Hunt, anuncia que el plan busca bajar la inflación del país que se situará en el 9,1 % hasta el final de este año en curso.
Hunt detalló que el duro paquete incluye subidas de impuestos a ciudadanos y empresas y recortes de gastos de 65.000 millones de dólares. Calificó el plan de una dolorosa medicina fiscal, pues, el país es la única economía del Grupo de los Siete que aún no ha recuperado su tamaño anterior a la pandemia de la COVID-19.
Los londinenses expresan su preocupación por el costo aumentado de vida que les estará esperando tras el anuncio polémico. Lamentan que la situación va a ser mucho más complicada en cuanto suban los precios de la electricidad, el gas, y el resto de sus necesidades básicas.
Desde marzo, la economía británica se ha visto sometida a la presión de una tasa récord de inflación. La llegada de la ex primera ministra británica, Liz Truss, al cargo, aunque fue breve, agravó aún más la tensa situación económica. Su iniciativa fallida fue el recorte de impuestos, lo que provocó muchas turbulencias en los mercados financieros británicos. Es más, produjo un caos sin precedentes en la historia política del país.