Tras la caída del misil ucraniano, que mató a dos personas, en el territorio de Polonia, se desató un auténtico caos de declaraciones que simultáneamente buscaban culpar a Rusia y al mismo tiempo evitar una confrontación directa con Moscú.
Washington instó a sus socios europeos a tener más cuidado en sus declaraciones al respecto, indica el medio Politico, citando a diplomáticos y funcionarios estadounidenses. Según ellos, en los últimos días se intensificaron los contactos con los aliados de la OTAN y la Oficina de Zelenski, pidiendo que se «abstengan de [hacer] declaraciones categóricas» hasta que termine la investigación oficial.
La diferente postura adoptada por Zelenski, que al insistir en su versión de lo ocurrido desafió a sus socios europeos y estadounidenses, es una las primeras grandes discrepancias que se observa en la retórica de Washington y Kiev, destaca el medio. Sin embargo, parece que esto no será lo último que generará desacuerdo entre ellos.
Politico subraya que en la Casa Blanca están intentando restar importancia a lo ocurrido, pero la ralentización pronosticada de los combates en Ucrania «durante todo el invierno» podría hacer que hayan más discrepancias entre EEUU y el régimen de Kiev.
Varios medios polacos informaron el 15 de noviembre sobre el impacto de dos misiles en la localidad de Przewodów, a unos siete kilómetros de la frontera con Ucrania. Varsovia declaró que se trataba de misiles rusos y exigió una reunión extraordinaria de la OTAN.
Al día siguiente del incidente, el presidente polaco, Andrzej Duda, admitió que lo más probable era que fueran misiles ucranianos. Después, las autoridades de Polonia hablaban de un solo misil.
El presidente estadounidense, Joe Biden, declaró que los datos preliminares apuntaban que el misil era ucraniano. Mientras el Pentágono comunicó que tienen la intención de manejar hechos, no suposiciones, más aún cuando se dispone de los medios para constatar los ocurrido.
A pesar de ello el 16 de noviembre el presidente Ucraniano, Volodímir Zelenski, seguía insistiendo en que era Rusia la que lanzó dichos misiles. Aunque al día siguiente cambió de parecer y admitió que no tenía certeza del 100% de que eran rusos.
Desde el Ministerio de Defensa de Rusia desestimaron estas acusaciones indicando que no se atacaron objetivos cerca de la frontera entre Ucrania y Polonia, y que todas estas declaraciones no eran más que una provocación. Además, se precisó que, a juzgar por las imágenes desde el lugar del incidente, se podía determinar sin dificultad que se trataba de los misiles del sistema antiaéreo ucraniano S-300.