Menos de la mitad. Es la cantidad de países que integran la Organización de las Naciones Unidas [ONU] que han aprobado la más reciente y no vinculante resolución que busca crear un mecanismo de piratería mediante el cual confiscar [eufemismo para ‘robar’] los activos rusos congelados en Occidente para presuntamente dirigirlos a Ucrania.
«La ONU desempeña un triste papel en el plano internacional»
En la ONU son cada vez son menos países los que aplauden con las manos y los pies como focas y apoyan a pies juntillas las ocurrencias dictatoriales, en el caso más reciente de Ucrania dictadas por EEUU, así como las propias ocurrencias del país norteamericano. Esto es: aprobar proyectos de resoluciones contra Rusia en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Unas resoluciones que no son vinculantes, pero que intentan, en el caso de la resolución que pide reparaciones de Rusia a Ucrania, empezar a blanquear mecanismos para actos de piratería a nivel global, como es el caso del robo de activos rusos que han sido congelados en Occidente tras el inicio de la operación militar especial en Ucrania.
Las focas aplaudidoras son cada vez menos, y desde el comienzo de dicha operación militar van en franca caída libre: en este último caso, de los 193 países que integran el organismo, 94 votaron a favor, 14 en contra y 73 se abstuvieron.
Para que se entienda: menos de la mitad de los países que integran la ONU han votado esta resolución que no va a ningún lado, pero alimenta titulares de los medios de comunicación occidentales al servicio de la Casa Blanca.
El analista internacional Pablo Jofré Leal constata que la resolución no es vinculante, sino que es una resolución que simplemente «recomienda».
«Ahora, el hecho de que recomiende, no exime a la Organización de Naciones Unidas como institución, del triste papel que está desempeñando en el plano internacional».
Una situación que «muestra la necesidad y la exigencia de un cambio estructural, de la manera que los países del planeta, lo que se suele llamar ‘la comunidad internacional’, deben modificar para poder tener nuevas instituciones que vayan a la par de los tiempos», concluye Pablo Jofré Leal.