Irán y Venezuela, ambos miembros de la OPEP ricos en petróleo, han encontrado solidaridad en maniobras geopolíticas, económicas y militares coordinadas contra el enemigo común compartido, Estados Unidos, que los ha sometido a un régimen de sanciones económicas durante años.
Los lazos entre las naciones fueron estrechos bajo el presidente inconformista de Venezuela, Hugo Chávez, pero se fortalecieron aún más bajo Nicolás Maduro, quien ha buscado un salvavidas de Irán para sacar la economía de su país del borde del abismo.
Si bien Venezuela disfruta de lo que se cree que son los depósitos de petróleo más grandes del mundo, años de problemas de mantenimiento frente a las sanciones de EE. UU. han obstaculizado drásticamente sus capacidades de producción y refinación.
En junio de este año, Venezuela e Irán firmaron un plan de cooperación de 20 años que involucra la asistencia iraní en la reparación y mantenimiento de las refinerías venezolanas existentes, así como otros conocimientos técnicos y de ingeniería. Las dos naciones también firmaron un acuerdo por el cual Irán entregará cuatro petroleros a Venezuela a través de la empresa iraní SADRA. Los vuelos semanales entre Caracas y Teherán comenzaron en julio.
Actualmente, Venezuela carece tanto del capital de inversión como de la experiencia para resucitar su otrora formidable industria petrolera. Con Rosneft de Rusia marginada por las sanciones de Estados Unidos, el gobierno de Maduro ha mirado a Irán para llenar el vacío.
Irán ha enviado flotas de buques cisterna cargados de combustible para aliviar las crisis de Venezuela en el pasado, y también ayudó a exportar el crudo de Venezuela frente a las sanciones paralizantes de Estados Unidos.
En 2020, Irán inauguró un nuevo supermercado, Megasis, en Venezuela. Ubicada en el borde este de Caracas, la megatienda de 200,000 pies cuadrados se encuentra junto al barrio marginal más grande de Venezuela, Petare, donde almacena una deslumbrante variedad de más de 2,500 productos iraníes, muchos considerados novedades para sus nuevos clientes.
Con un flujo constante de camiones cisterna, cargueros y aviones entre los dos países, el supermercado es una pequeña pieza en un mosaico creciente de proyectos bilaterales y posiblemente multilaterales.
La incipiente relación, sin embargo, ha alarmado a Washington que la considera parte de una guerra asimétrica contra Occidente, donde se alinean los intereses de Venezuela, Irán, China, Rusia y Cuba.
El domingo, el ministro de Transporte de Venezuela, Ramón Velásquez, anunció el establecimiento de un “puente marítimo” con el fin de expandir el comercio bilateral entre Teherán y Caracas.
Velásquez encabeza actualmente una gran delegación en una visita oficial a Irán para asistir a la reunión de su comisión económica conjunta.
Se reunieron con la participación de siete comisiones mixtas integradas por el sector público venezolano y el sector privado de Irán para debatir temas relacionados con agricultura e industria, ciencia y tecnología, electricidad, energía y petróleo.
“Tenemos grandes proyectos y grandes desafíos para crear verdaderos lazos de hermandad, cooperación y asistencia mutua para fortalecer las relaciones bilaterales a fin de hacer realidad nuestros sueños de vivir en libertad”, dijo.