El presidente ha firmado un decreto para contrarrestar la “ideología destructiva” difundida por Washington
Las acciones de EE. UU. y otras “naciones hostiles”, así como las corporaciones transnacionales, las ONG y los medios de comunicación, representan una amenaza para los valores tradicionales de Rusia, dijo el miércoles el presidente Vladimir Putin en un decreto.
El documento llama a la preservación y protección de los valores que le permiten al país defender y fortalecer su soberanía, mientras “preserva al pueblo de Rusia y desarrolla su potencial humano”.
Los valores tradicionales enraizados en la experiencia cultural e histórica de Rusia han permitido a la nación enfrentar de manera efectiva nuevos desafíos y amenazas mientras mantiene intacta su identidad, dice el decreto. Entre esos valores, según el decreto, están la dignidad humana, los derechos humanos, la vida, el patriotismo, los ideales morales, la familia tradicional, la memoria histórica, la continuidad de las generaciones y la unidad de todos los pueblos que viven en Rusia.
El documento también dice que todas las religiones principales, incluidos el cristianismo, el islam, el budismo y el judaísmo, tuvieron un «profundo impacto» en el desarrollo de los valores de Rusia, que son compartidos tanto por religiosos como por no religiosos.
La nueva política de Putin tiene como objetivo «preservar y fortalecer los valores tradicionales… a través de generaciones», así como «contrarrestar la propagación de ideologías destructivas».
Entre las ideologías que son “ajenas al pueblo de Rusia”, el documento enumera el “culto al egoísmo, la impunidad y la amoralidad”, la “negación del patriotismo y los valores familiares” y la propaganda LGBTQ+.
“Las acciones de organizaciones extremistas y terroristas, ciertos medios de comunicación, así como las acciones de los EE. UU. y otras naciones hostiles y algunas corporaciones transnacionales… plantean una amenaza a los valores tradicionales”, afirma el documento.
Según el decreto, esta amenaza debe contrarrestarse a través de políticas dirigidas a la juventud, la reforma educativa y el apoyo a la literatura, el arte, el cine y los medios de comunicación que promuevan los valores tradicionales. El decreto también instruye al gobierno a trabajar con la sociedad civil, preservar la memoria histórica de los pueblos de Rusia y apoyar el idioma ruso, tanto en el país como en el extranjero.