Los militares israelíes matan a tiros a un adolescente palestino de 18 años en la Cisjordania ocupada por tirar supuestamente piedras contra vehículos israelíes.
La víctima, identificada como Musab Mohamad Mahmud Nafal, recibió el sábado “un disparo en el corazón” por parte de los militares israelíes cerca de la localidad palestina de Sinyil, al norte de la ciudad cisjordana de Ramalá.
El adolescente fue trasladado al hospital, pero sucumbió a sus graves heridas que sufrió en el incidente, según informó el Ministerio de Sanidad palestino, y agregó que otro palestino también resultó herido como consecuencia de disparos israelíes en el mismo incidente.
En un intento por justificar el asesinato contra Musab, el ejército israelí dijo que sus fuerzas respondieron con fuego real al lanzamiento de piedras por un grupo de palestinos a los vehículos que circulaban por una carretera cercana a la ciudad palestina de Silwad. “Varios coches resultaron daños” por el ataque, reza un comunicado.
Musab es el séptimo palestino que pierde la vida en los últimos tres días en distintos incidentes violentos en la Cisjordania ocupada como resultado de agresiones israelíes. Una de las víctimas es Mohamed Samer Jluf, de 14 años, que perdió la vida a causa de las heridas sufridas por los disparos del ejército israelí. Además, cuatro civiles, entre ellos un niño de ocho años, resultaron heridos por el fuego israelí en el mismo incidente.
Israel ha intensificado los ataques brutales contra palestinos, sobre todo en Cisjordania, convirtiendo este 2022 en el año más mortífero para el pueblo palestino en más de 15 años.
Los militares israelíes han sido ampliamente criticados por el uso generalizado y sistemático de la fuerza excesiva contra los palestinos. Esto, mientras que el régimen de Tel Aviv, lejos de imputar cargos a sus uniformados, facilita aún más la represión con redadas diarias y detenciones, entre otras medidas.
Ante tal situación, Palestina responsabiliza al régimen de Israel de repunte de la violencia, y advierte que la situación podría concluir en una gran explosión y un “punto de no retorno”.