Colombia y Brasil formarán bloque para salvar la Amazonia

Luego de la victoria de Lula en las presidenciales del gigante sudamericano, el Ejecutivo de Gustavo Petro se dispone a colaborar con el nuevo Gobierno brasileño a la hora de la lucha contra la deforestación del pulmón más grande del planeta.
Fue una llamada corta, concreta y muy emotiva. Al menos así lo confirmaron fuentes cercanas al presidente Gustavo Petro, que el pasado 31 de octubre felicitó a Luiz Inácio Lula da Silva luego de su triunfo en las elecciones de Brasil. Ambos mandatarios cruzaron un par de palabras y se comprometieron, entre tantas cosas, a defender la Amazonia. Así lo hizo saber Petro a través de su cuenta de Twitter.

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Noticia positiva para Colombia, que ahora encuentra un gran aliado como Brasil para seguir adelante con la lucha frente al cambio climático, para parar la deforestación que desde enero a septiembre de este año fue de 9.069 km2, la mayor marca en 15 años, según el Sistema de Alerta de Deforestación del Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonía (Imazon).
Petro contó a través de las redes sociales cuáles serán los principales puntos a tratar con Lula una vez se posesione por segunda vez como presidente el 1 de enero de 2023. Entre ellas, la que más se destaca, es la del rescate de la selva amazónica y la promoción de la investigación científica.
«Se está configurando una sola causa en torno al trepecio amazónico. Brasil le apuesta a conservar el pulmón del mundo, Colombia lo ha dejado claro varias veces desde la llegada de Petro al poder y Bolívia, Perú y Venezuela se han ido integrando en la idea de cuidar nuestra selva», dijo a Sputnik José Cuesta, filósofo, politólogo y actual concejal de Bogotá, destacado por promover los temas ambientales.
«Esto no solo fortalece la región, sino que permite crear un bloque importante para tener interlocución frente a las grandes potencias, los países que más producen dióxido de carbono en el planeta», agregó.
Para Cuesta, la llegada de Lula al poder, más allá de consagrar un bloque progresista en América Latina, es una señal clara a la hora de formar una alianza y consolidar una interlocución directa con las naciones que integran el llamado G7 —Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido— resaltando el criterio de corresponsabilidad de los países más ricos frente al cambio climático.
«La Amazonia es la fábrica de absorción del dióxido de carbono más grande de la tierra. Y no podemos seguir cargando las consecuencias ambientales si no hay un deber mundial de hacer transiciones a energías saludables con el tiempo».
Hilado a eso, Cuesta festeja el fin de acciones como la praderización y el fomento de la producción descontrolada de caucho, algo que Jair Bolsonaro, actual presidente brasileño, promovió durante su mandato, y que Lula ha prometido terminar.
«Prácticas criminales, a nivel ambiental, como los incendios masivos de grandes hectáreas para acelerar el proceso de tener praderas y ganado. Si bien Lula no la tendrá nada fácil, porque la mitad del país no lo apoya y seguramente se encontrará con un Congreso hostil, contará con el apoyo regional, sobre todo el de Colombia y el Gobierno de Gustavo Petro», apuntó Cuesta.

La Amazonia, una causa latinoamericana

Del 6 al 18 de noviembre sesionará en Egipto la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), una nueva oportunidad para que Colombia, que estará presente con el presidente Petro, recuerde su compromiso de la lucha colectiva por salvar a la Amazonía.
Esto no solo en lo que corresponde al territorio colombiano, sino en conjunto, incluso con el apoyo de países latinoamericanos que no tienen territorio en la gran selva del mundo.
«Que la lucha por salvar la Amazonia sea una causa latinoamericana, de todos los Gobiernos progresistas de la región. Que existan acuerdos para llevar a cabo procesos de reforestación. Por ejemplo, hablar de los bonos de carbono, una muestra de responsabilidades de las grandes potencias, de impulsos para las economías de los países que sufren los daños ambientales», analizó el concejal.
Cuesta cree que los bonos de carbono, uno de los tres mecanismos propuestos en el Protocolo de Kioto en 1997 para reducir las emisiones de CO2, serán cruciales no solo para tener recursos que ayuden a parar la deforestación, sino para impulsar nuevas formas productivas, amigables con el medio ambiente.
«Esto va de la mano con pensar en no desarrollar procesos industriales del mismo modelo, sino en una transición paulatina, que no afecte de un solo golpe a economías tan fluctuantes como las latinoamericanas, sino que se consolide de manera gradual», añadió el concejal.
Por último, Cuesta mandó un mensaje de unidad en una lucha que, para él es de todos: «Que no solo sea una coincidencia de pensamiento con Brasil. Que se sume Venezuela, porque necesitamos a Venezuela, también Ecuador. En estos momentos las seis economías más fuertes de América Latina son progresistas y hay que demostrar que todos vamos para el mismo lado, el del cuidado del planeta».