La derrota de Jair Bolsonaro en la segunda vuelta electoral de Brasil supone una «incógnita» sobre el perfil que adoptará el mayor líder político de la oposición, dijo a Sputnik el politólogo argentino Julio Burdman.
Tras una reñida segunda vuelta electoral en Brasil, el expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva volverá al Palacio de Planalto por tercera vez aunque liderando una sociedad dividida y con sólidos apoyos al actual mandatario, Jair Bolsonaro.
Para el politólogo argentino Julio Burdman, la derrota de Bolsonaro en la segunda vuelta electoral de Brasil supone una «incógnita» sobre el perfil que adoptará el mayor líder político de la oposición que reunió 58,2 millones de votos de los brasileños (49,1%) contra 60,3 millones (50,9%) alcanzados por el candidato del Partido de los Trabajadores (PT).
Para Burdman, es una «incógnita cómo va a ser el bolsonarismo sin Bolsonaro» luego de estas tensas elecciones. El analista no descartó protestas por los resultados electorales, pero no cree que constituyan un «obstáculo para la transición».
Los resultados del balotaje de este domingo 30 de octubre revelaron que 248 ciudades y un estado que habían demostrado su simpatía por Lula Da Silva en la primera vuelta, modificaron su voto y se inclinaron a favor del bolsonarismo.
La principal revelación fue en el municipio brasileño de Grupiara, en el estado de Minas Gerais. Allí Bolsonaro pasó de reunir 46% de los votos en la primera vuelta a 59,4% en la segunda instancia electoral.
Pese al triunfo, Lula Da Silva no logró revertir los resultados en aquellas ciudades donde ganó el bolsonarismo el pasado 2 de octubre.
Además, el bolsonarismo obtuvo el triunfo en el estado de Sao Paulo, considerado el centro financiero del país, de gran importancia para Latinoamérica.
Esta victoria no solo es estratégica sino histórica, dado que la nueva administración de Tarcísio Gomes de Freitas rompería con el liderazgo del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) de centroizquierda en el estado paulista, sostenido desde 1994.
El estrecho margen entre los candidatos supuso además que la elección fuera la más disputada desde el retorno de la democracia en el país en 1985, superando incluso los comicios de 2014 en los que salió victoriosa la expresidenta Dilma Roussef (2011-2016) con 51,6% frente al opositor Aécio Neves que reunió el 48,3% de los votos.
La política brasileña pos-Bolsonaro
De acuerdo con Burdman, «Bolsonaro había armado una corriente de opinión muy fuerte» en el país, que «logró arrastrar a una parte importante de los partidos conservadores, como el Partido Republicano, el Partido Liberal y el Partido União que conforma la fusión entre los demócratas y el Partido Social Liberal».
Sin embargo, para el especialista «cabe preguntarse si los partidos bolsonaristas, sus legisladores y sus líderes estaduales van a seguir siendo bolsonaristas una vez que Bolsonaro no esté en la Presidencia».
El argentino consideró que la lealtad que demostró el electorado brasileño podría mantenerse firme, por lo que los legisladores tendrían que actuar en consecuencia, aunque también está la posibilidad de que prime «una cultura política brasileña que es muy negociadora».
Para Burdman, hasta Bolsonaro había «una cultura política que absorbía a los partidos opositores dentro de este esquema de la negociación permanente en el Congreso». Bolsonaro defiende un tipo de coalición «más intransigente», lo cual genera interrogantes.
Consultado por la influencia de Bolsonaro a nivel regional, Burdmam comentó que su espacio internacional «está un poco restringido a la derecha radical», a figuras como el diputado Javier Milei en Argentina o al ex candidato presidencial chileno José Antonio Kast.
«Partidos de la centroderecha sudamericana como puede ser Juntos por el Cambio en Argentina, la alianza entre blancos y colorados en Uruguay, la centroderecha tradicional de Chile, no están referenciados en Bolsonaro», sostuvo Burdman y añadió que a esto se suma que la región en la actualidad «está más corrida hacia los partidos de centro izquierda».
El silencio de la derrota
Las fuertes críticas e insinuaciones de Bolsonaro al sistema electoral, y el no reconocimiento de su derrota de forma inmediata, hacen que tanto los brasileños como la comunidad internacional estén atentos al proceso de transición entre ambos Gobiernos.
El experto consideró difícil un movimiento similar al sucedido en las elecciones presidenciales de EEUU en 2020, cuando el entonces presidente Donald Trump (2017-2021) se resistía a reconocer su derrota electoral ante el demócrata Joe biden, porque «las instituciones en Brasil no se plegarían a un intento de puesta en duda» de los recientes resultados electorales.
Para Burdman existe «la posibilidad de que haya algún tipo de movilización social, de algún sector de la población muy enardecido contra Lula y que apoye a Bolsonaro» que podría tener alguna incidencia, aunque menor.
Este lunes 31, trabajadores del transporte y otros manifestantes llevaron adelante al menos 60 bloqueos de rutas en 12 estados, en protesta ante el triunfo de Lula.