La reapertura de la frontera entre Venezuela y Colombia cumple hoy un mes y se presume como el evento más importante adoptado por los dos países, luego del restablecimiento de relaciones diplomáticas en agosto último.
Los datos económicos aportados la víspera por el ministro colombiano de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña, certificaron el movimiento vehicular de carga y peatonal de un lado a otro por dos de sus puentes binacionales.
El hecho de que las exportaciones e importaciones alcanzaran los 2,25 millones de dólares y la transportación de mil 552 toneladas de carga, significa beneficio económico para los Estados, empresarios y habitantes residentes en la línea fronteriza de más de dos mil kilómetros.
Los guarismos, todavía modestos, son apenas simbólicos dado el enorme potencial de intercambio comercial de una parte y de la otra, que en algún momento llegó a superar los ocho mil millones de dólares, según datos oficiales.
Umaña reconoció que más allá de las cifras y de la carga, la apertura logró generar empleo, comercio al por menor y consumo en la frontera, lo cual se traduce en bienestar para la ciudadanía de ambos lados y en crecimiento para las regiones y países.
Un mes después la reapertura de la frontera trascendió lo económico y lo comercial para convertirse en el acontecimiento político de mayor relevancia, tras la restitución de las relaciones, interrumpidas durante casi tres años por las políticas agresivas promovidas por el gobierno del entonces presidente Iván Duque.
Y es que con anterioridad esa línea divisoria imaginaria sirvió de escenario a un encuentro binacional de poetas colombo-venezolano, que abrió la esperanza y el deseo manifiesto del reencuentro de dos pueblos, que a juicio de muchos, nunca debieron divorciarse.
Pero también, y más recientemente, senadores y diputados del Congreso de Colombia y de la Asamblea Nacional (AN) de Venezuela rubricaron allí un acuerdo que estipula un plan de trabajo binacional y la planificación de cinco encuentros fronterizos para abordar las necesidades de sus poblaciones.
Otros asuntos de la hoja de ruta a analizar por los parlamentarios están relacionados con temas sociales, económicos, jurídicos y políticos, claves para el desenvolvimiento armónico de la vida en las fronteras.
Como dijo ayer el presidente de la AN venezolana, Jorge Rodríguez, ese pacto constituyó la recuperación de la cordura, la paz, el mantenimiento del esfuerzo libertario, la defensa de la soberanía, la integridad territorial, la independencia y fraternidad con la reanudación de las relaciones diplomáticas.
El titular del Parlamento manifestó que fue emocionante estar allí en ese puente que lleva el nombre del padre de ambas patrias, en el abrazo de senadores y diputados colombianos y venezolanos, que cerró un capitulo tenebroso, peligroso y ajeno al sentir de quienes habitan a ambos lados de la frontera.
Rodríguez repasó las múltiples agresiones promovidas, organizadas y financiadas por los gobiernos de Juan Manuel Santos (2010-2018) y Duque, dirigidas a romper el orden constitucional en Venezuela, muchas de ellas ejecutadas a través de la frontera.
El pueblo venezolano resistió todas las canalladas tejidas por Santos y Duque, y “pudo resistir cada intento, cada acción, cada bomba que mandaron, cada sicario que mandaron”, afirmó.
Recordó el intento de magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro, con drones manejados por expertos entrenados en Colombia, y las amenazas de bombas en la recién instalada Asamblea Nacional, así como la tentativa de colocar explosivos en la fuente del Palacio Federal Legislativo, en Caracas.
A estas alturas, apuntó el legislador, parece una terrible pesadilla vivida, una barbarie, las agresiones provenientes de Colombia, mientras, destacó, los gobiernos de Hugo Chávez y Maduro solo tendieron la mano para la amistad, la cooperación, el abrazo y la consecución de la paz.