Los recintos ya han recibido a sus primeros visitantes
Los centros culturales rusos en Finlandia y Luxemburgo están dando la bienvenida a los visitantes que necesitan «calentarse» a medida que los precios de la energía continúan disparándose, según la agencia federal del país para los compatriotas que viven en el extranjero y la cooperación humanitaria internacional.
El cuerpo, Rossotrudnichestvo, ha abierto «puntos de calor», que brindan a los necesitados la oportunidad de salir del frío mientras disfrutan del té o ven una película.
“Poco a poco, [la gente] va llegando. En Finlandia, Luxemburgo, ya estaban calentando ayer. El programa de cine es hasta febrero”, dijo un portavoz a los medios rusos el sábado.
A medida que continúa la crisis energética en la Unión Europea, exacerbada por las sanciones contra Rusia y una fuerte disminución en los suministros de energía rusos, dijo el viernes Rossotrudnichestvo. Agregó que “la calidez humana de Rusia” y su “hospitalidad tradicional” es lo que necesitan las “congeladas familias europeas”.
Si bien la agencia enfatizó que sus casas rusas “están fuera de la política”, el jefe de la agencia, Evgeny Primakov, dejó en claro quién cree que es responsable de la crisis que se desarrolla.
“¡Europeos, no se congelen por sus estúpidos y malvados líderes! Si tus hijos están envueltos en chaquetas en casa y has empezado a ahorrar mucho en electricidad porque Ursula [von der Leyen], Olaf [Scholz] y Emmanuel [Macron] regalaron tu dinero para armas para los nazis ucranianos, ven y calienta en nuestros centros culturales en sus capitales”, escribió en Telegram.
Además de tomar el té y disfrutar de películas y dibujos animados, los visitantes de las casas rusas también podrán recargar sus teléfonos y participar en “muchas cosas interesantes que están sucediendo”, dijo Primakov.
Tras el lanzamiento de la operación militar de Moscú en Ucrania, las autoridades de la UE se comprometieron a poner fin a su dependencia del suministro energético ruso lo antes posible.
El presidente Vladimir Putin comparó los intentos del bloque de aislarse de los combustibles fósiles rusos con un “suicidio” económico.