Rusia ha acusado a Occidente de tratar de desviar la atención de su participación en el conflicto militar en Ucrania al intentar lanzar una investigación sobre las supuestas transferencias de drones desde Irán.
El Representante Permanente Adjunto de Moscú ante la ONU, Dmitry Polyansky, dijo el miércoles que Rusia podría tener que “reevaluar [su] cooperación” con la Secretaría de las Naciones Unidas si decide participar en tales investigaciones.
Su advertencia se produjo en respuesta a las acusaciones de que Irán ha estado suministrando vehículos aéreos no tripulados a Moscú en violación de la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU, que implementa el acuerdo nuclear de 2015 conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA).
Polyansky insistió en que la controversia en torno a los UAV no tenía nada que ver con el acuerdo nuclear y enfatizó que la Secretaría de la ONU ni siquiera tenía la autoridad para investigar nada relacionado con la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
“Esperamos que la secretaría y el secretario general no violen las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU y no vayan más allá de su mandato técnico y se abstengan de participar en cualquier investigación ilegal”, dijo Polyansky a los periodistas después de una reunión del Consejo de Seguridad a puertas cerradas.
De lo contrario, tendremos que reevaluar nuestra cooperación con ellos, lo que no beneficia a nadie”, agregó, y señaló que Rusia preferiría no hacer esto, pero que no le quedaría otra opción.
Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Europea y Ucrania afirman que tienen evidencia de que Teherán ha entregado una cantidad significativa de drones Shahed-136 a Rusia, y Kiev sitúa el número en unas 2.300 unidades.
Sin embargo, tanto Rusia como Irán han negado repetidamente estas acusaciones. Moscú insiste en que todas las armas que está utilizando en Ucrania se originan en sus propias reservas y que los drones utilizados para llevar a cabo los recientes ataques a la infraestructura energética de Ucrania eran vehículos aéreos no tripulados Geran-2 (Geranium-2) de fabricación rusa.
Mientras tanto, Teherán ha rechazado las acusaciones de Occidente como “afirmaciones infundadas y sin fundamento”, afirmando que apoya una resolución pacífica del conflicto en curso entre Moscú y Kiev.