Europa podría enfrentarse a graves problemas este invierno debido a la crisis energética, según el ministro de transición energética de Italia, Roberto Cingolani.
“Este será un invierno dominado por el miedo y la incertidumbre… Salvo catástrofes, como un clima extremadamente frío, si mantenemos el consumo bajo control, pasaremos bien el invierno. Solo tenemos que esperar que nada salga mal”, dijo Cingolani al Wall Street Journal el domingo.
Según el medio de comunicación, los países europeos están relativamente preparados para la temporada de calefacción, con los depósitos de gas casi llenos, pero hay demasiadas variables que podrían inclinar el balance energético en la región. Por ejemplo, una ola de frío prolongada podría impulsar la demanda de energía, agotando las reservas y elevando los precios.
Las bajas temperaturas en Europa y al otro lado del Atlántico también podrían conducir a una competencia entre la UE y América del Norte por el suministro de gas natural licuado (GNL). Por otro lado, la falta de condiciones de viento podría detener las turbinas eólicas y provocar cortes de energía. El clima nublado también podría reducir la generación de energía solar. Por ahora, según el Servicio de Cambio Climático Copernicus, financiado por la Unión Europea, se pronostica que el continente europeo verá un clima frío y tranquilo a fines de este año, seguido de condiciones más suaves a principios de 2023.
Sin embargo, según Cingolani, la escasez de energía en sí no es el único problema.
“El verdadero problema no es la escasez sino el precio. Es posible que los ciudadanos no puedan pagar sus facturas y que las empresas corran el riesgo de cerrar”, advirtió el ministro.
Italia es uno de varios países de la UE que piden un tope en los precios del gas, una medida que ha generado mucha controversia entre los estados miembros. Se espera que los líderes de la UE se reúnan a finales de esta semana y decidan si se adoptará o no la medida. El domingo, surgieron informes de que la Comisión Europea ha ideado un mecanismo que limitaría el precio de las transacciones en el índice holandés TTF, que es un punto de referencia para todo el gas comercializado en Europa.