Como actor clave en la defensa de Kyiv y líder de las sanciones contra Rusia, Washington tiene la responsabilidad de ayudar a encontrar una salida.
Los ataques de represalia rusos contra objetivos civiles indudablemente infligirán más daño a Ucrania que el que Ucrania puede infligir a Rusia.
Ucrania, incluso con el apoyo de la OTAN, no podrá crear un estado estable y funcional dentro de todas las fronteras que heredó en 1991. Si Ucrania intenta recuperar estos territorios por la fuerza y los EE. UU. y la OTAN la alientan y le dan poder para hacerlo, es probable que Rusia (y no solo el presidente Putin) destruya Ucrania como represalia. La realidad tiene prioridad sobre la ilusión cuando chocan.
Y si la guerra va a terminar con la aniquilación de Ucrania (Kyiv y Lvov arrasados), esto sugiere que la escalada no incluirá el uso de armas nucleares.