A principios de esta semana, las estadísticas publicadas por Kantar Worldpanel mostraron que la inflación de las tiendas de comestibles en el Reino Unido alcanzó el 13,9%, el nivel más alto desde que la empresa comenzó a rastrear datos en 2008.
Los consumidores británicos se han embarcado en una nueva estrategia de comprar alimentos congelados, como verduras, pasteles y carnes, para ahorrar dinero en medio de los precios cada vez mayores de la energía y los comestibles, informó Bloomberg.
Según el medio de comunicación, los compradores del Reino Unido que cambian a productos de larga duración es una tendencia que ya existe en Tesco Plc, la tienda de comestibles más grande del Reino Unido, así como en sus rivales J Sainsbury PLC e Iceland Foods.
Richard Walker, director gerente de Iceland Foods Ltd, una cadena de supermercados del Reino Unido con sede en Deeside, Gales, dijo a Bloomberg que los británicos actualmente son «muy conscientes del valor».
“La comida congelada es más barata y hay menos desperdicio, y ahora los presupuestos están muy ajustados”, agregó.
Los acontecimientos se producen cuando el Reino Unido sufre la inflación de precios de comestibles más alta en cuatro décadas, según estimaciones de la empresa internacional Kantar Worldpanel.
Las sanciones occidentales a Rusia y las decisiones de los gigantes energéticos británicos BP y Shell de detener los envíos de petróleo crudo desde el estallido del conflicto de Ucrania han disparado los precios en las gasolineras británicas, con un efecto dominó en otros productos. Estados Unidos y sus aliados impusieron paquetes de sanciones a Moscú poco después de que Rusia lanzara su operación especial para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania.