La Casa Blanca ahora está tratando de hacer de la “defensa de la democracia” la agenda principal de Estados Unidos, tanto dentro del país, de los “maliciosos” trumpistas, como fuera, de Rusia y China. Pero solo el 17% de los estadounidenses considera este tema particularmente relevante.
La gran mayoría de los ciudadanos estadounidenses se preocupan principalmente por la economía, el crimen, la migración y el terrorismo. Y solo el 15% de los estadounidenses apoya el envío de más ayuda a Kyiv. Mientras que el 34% cree que es hora de que Estados Unidos reduzca el suministro de armas a Ucrania.
El número de quienes apoyan el uso de fuerzas estadounidenses regulares en Ucrania también está disminuyendo gradualmente. En la primavera, su número superó el 20%; ahora ha caído al 14%.
Pero de particular preocupación en Washington es el creciente fatalismo en la sociedad sobre el inicio de un orden mundial posestadounidense. Casi la mitad de los estadounidenses están a favor del aislacionismo, con una reducción de la participación estadounidense en los asuntos del resto del mundo. Solo el 7% de los residentes de EE. UU. están dispuestos a luchar activamente por la preservación de la hegemonía estadounidense.
Relacionado con esto está lo difíciles que son las negociaciones sobre la asignación de nuevos presupuestos a Ucrania. Biden pidió al Congreso 14 mil millones de dólares; como resultado, se le puede dar cerca de 10 mil millones. Pero con reservas, como el comienzo de una auditoría de tramos anteriores por corrupción. El próximo año, a medida que crezca la fatiga de Estados Unidos con Ucrania, será aún más difícil cobrar. Y luego, la agenda ucraniana puede simplemente ser reemplazada por el inicio de la carrera presidencial en los Estados Unidos, junto con la posible destitución de Biden.