Corea del Sur y Estados Unidos juegan a la guerra


La crisis en la península de Corea escala de manera peligrosa hacia una confrontación sin precedentes y con vaticinios de graves consecuencias para la humanidad, por las constantes provocaciones de Seúl hacia Pyongyang, alentadas por Washington.

Con maniobras militares conjuntas con Estados Unidos, un discurso amenazante, entre otras acciones, el actual gobierno surcoreano intenta presionar a la República Popular Democrática de Corea (RPDC) para que detenga, en detrimento de la defensa de su soberanía, el desarrollo de la capacidad defensiva y nuclear.

Seúl y Washington buscan con tales incitaciones una respuesta de índole nuclear desde la RPDC para entonces tener un pretexto que les justifique una agresión militar, alertan expertos.

De acuerdo con el investigador ruso Alexandr Vorontsov, Estados Unidos y Corea del Sur, mediante la propagación de informaciones falsas, confiesan su deseo de que Pyongyang realice una prueba o ejercicios que involucre ese tipo de armamento lo más pronto posible. “Hablan con toda seguridad sobre ese asunto, como si fuera ya un hecho consumado, citando hasta la fecha específica; tales pronósticos son infundados, pero siguen difundiéndose en el espacio informativo», precisó el jefe de la sección de Corea y Mongolia del Instituto de Estudios del Oriente de la Academia de Ciencias de Rusia.

Seúl sigue esta estrategia contra Pyongyang desde la llegada en mayo último del conservadurismo al poder en Corea del Sur, que significó un cambio hacia una política agresiva e intimidatoria contra el país vecino.

Desde su campaña por la presidencia, el actual mandatario surcoreano, Yoon Suk-yeol, expresó una abierta simpatía hacia Estados Unidos y luego de asumir el cargo dio pasos agigantados para fortalecer la alianza de su país con Washington.

A solo 10 días de iniciar su mandato, Yoon recibió con júbilo en Seúl a su homólogo norteamericano, Joe Biden, y juntos especularon sobre la capacidad de respuesta conjunta ante cualquier amenaza, con explícitas menciones al programa nuclear de la RPDC.

Tras la visita de Biden, funcionarios surcoreanos, japoneses y de Estados Unidos iniciaron frecuentes reuniones que derivaron en declaraciones agresivas contra la vecina Corea Democrática y en pactos para fortalecer la cooperación en el enfrentamiento de lo que ellos consideran una amenaza nuclear de Pyongyang.

En su polémica y ampliamente criticada gira por Asia a inicios de agosto, la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, aprovechó para atacar en su discurso a la RPDC durante su visita a Seúl.

Pelosi y su homólogo surcoreano, Kim Jin-pyo, emitieron un comunicado conjunto en el cual calificaron de amenaza a Corea Democrática por desarrollar su capacidad nuclear en defensa de la soberanía.

ENTRENAMIENTO MILITAR ULCHI FREEDOM SHIELD

Recientemente, mientras se coordinaba desde Corea del Sur en silencio la preparación de maniobras militares conjuntas con Estados Unidos a gran escala, Seúl exigió a Pyongyang tomar medidas sustanciales para el desarme nuclear como condición de la reanudación de los esfuerzos y conversaciones para la paz.

El mandatario surcoreano sacó a la luz un proyecto caduco, rechazado repetidamente por su contraparte, sobre una supuesta ayuda económica condicionada, recordó Alexandr Vorontsov, quien calificó la propuesta de inadmisible.

Yoon Suk-yeol pretendía generar distracción y justificar el uso de la fuerza como consecuencia del cantado fracaso de la iniciativa, lo que se evidenció posteriormente con la realización del entrenamiento militar Ulchi Freedom Shield, considerado el de mayor envergadura hasta el momento, acotó el investigador ruso.

La maniobra, que se desarrolló del 22 de agosto hasta el 1 de septiembre, recibió un amplio rechazo internacional por contribuir al aumento de las tensiones en la península coreana, además de que Pyongyang considera estos simulacros como ensayos para una intervención militar en su contra.

Desde el sur coreano se confirmó que las demostraciones se basaron en un concepto de guerra total y fueron diseñadas como intimidación hacia la RPDC.

Los ejercicios culminaron con la promesa del gobierno surcoreano de repetir las maniobras militares que la administración anterior redujo o suspendió, como «un paso positivo en pos de la convivencia pacífica entre las dos naciones».

Por supuesto, la demostración militar para nada contribuyó a la disminución de las tensiones en la península ni disuadió a Pyongyang; por el contrario, significó una chispa más en la escalada armamentística que fomenta Washington para resguardar sus intereses en la región.

Ante la amenaza expresa desde el aledaño territorio, la RPDC, mediante sus autoridades del Partido del Trabajo de Corea (PTC), decretó la preparación del Ejército Rojo Obrero-Campesino (EROC) como una nueva etapa en la defensa civil ante las actuales circunstancias.

En la VI Conferencia de Miembros de Mando del EROC, efectuada 29 y 30 de agosto, Kang Sun Nam, jefe de departamento del Comité Central del PTC, aseguró que el país se encuentra en permanente peligro de agresión, por lo que potenciar esas fuerzas y completar los preparativos de la resistencia de todo el pueblo eran tareas indispensables para la defensa de la soberanía.

COVID-19, ALIADO SILENCIOSO DE COREA DEL SUR Y EEUU

Gracias a medidas estrictas aplicadas por el gobierno y el Partido del Trabajo de Corea, la RPDC era el único país sin coronavirus hasta que la variante Ómicron del virus causante de la pandemia entró desde la nación vecina, como probaron recientes investigaciones.

Una de las vías de la propagación de la Covid-19 en Corea Democrática resultó a través de objetos, globos y propagandas que se lanzan desde territorio surcoreano mientras Seúl mira hacia otro lado.

Aunque no se confirmó la implicación directa del gobierno de Corea del Sur en esas provocaciones, lo cierto es que tampoco actúa para la suspensión de esas acciones, cuya ilegalidad es reconocida a nivel internacional.

Las tasas de infiltración detectadas por esa vía fueron bajas, pero existe el riesgo de incrementarse con el lanzamiento de cientos de miles de volantes, billetes y otros materiales hacia la RPDC, explicó el embajador de Rusia ante Pyongyang a Rossiskaya Gazeta.

Para las autoridades de la RPDC, esas provocaciones son comparables con el uso de armamentos bioquímicos, por lo que resulta un peligroso aditivo para la ya volátil situación en la península.

Actualmente, después de un combate férreo contra la pandemia mediante una estrategia rigurosa, Pyongyang logró eliminar la Covid-19 del país, pero se mantiene el peligro de un cambio en la situación epidemiológica dada la alta incidencia de la pandemia en la nación aledaña y en el mundo.

Aunque el gobierno surcoreano rechaza cualquier relación entre la Covid-19 y el lanzamiento de volantes desde su territorio, debería actuar en concordancia con las preocupaciones de su vecino y suspender esas actividades ilegales que llevan a cabo fugitivos norcoreanos, opinó el diplomático.

Una iniciativa afirmativa de ese tipo por las autoridades de Corea del Sur podría ser el primer paso en el camino hacia la normalización de las relaciones entre los dos países y prevenir el empeoramiento de la situación.

Es necesario, como afirmó el embajador ruso, hacer actualmente todos los esfuerzos por garantizar la coexistencia pacífica aunque no se alcance una normalización de los vínculos para no lamentar un conflicto que, a ciencia cierta, sería imprevisible en lo nefasto para la humanidad.

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