Con 130 contenedores de mercancías marítimas apilados en dos pisos, el gobernador de Arizona, Doug Ducey, buscó frenar la migración desde territorio mexicano hacia los Estados Unidos.
El muro cubre una brecha de 300 metros en la frontera binacional, sin embargo, la iniciativa no tuvo éxito porque los viajantes encontraron la manera de rodear la estructura de contenedores, según reportes de la propia agencia estadounidense AP.
Parejas jóvenes con niños, ancianos y otras personas lograron atravesar el Río Colorado con el agua hasta las rodillas y cruzaron suelos tribales con la expectativa de entregarse a los agentes fronterizos y ser liberados en territorio estadounidense, con miras a solicitar asilo.
El muro fronterizo entre México y Estados Unidos fue un tema recurrente durante 2018, cuando el Congreso de EEUU negó al entonces presidente, Donald Trump, recursos para su obra, que convirtió en uno de los principales ejes de su estrategia electoral para llegar a la Casa Blanca.
Actualmente, Arizona enfrenta problemas para construir en territorio habitado por tribus, sobre todo en la zona de la nación Tohono O’odham. Texas padece lo mismo. Allí, propietarios de terrenos privados se niegan a cooperar con la construcción de un muro.
El fiscal federal en Arizona, Gary Restaino, criticó al gobernador Ducey por dejar contenedores en el desierto para ganar simpatía y atención mediática. El mandatario local respondió que lo hizo porque las autoridades federales no han hecho lo suficiente para detener la migración.
Ante los contenedores, los migrantes rodean la barrera mediante un hueco de ocho kilómetros de largo ubicado en la reserva india Cocopah, en el desierto entre San Diego y Phoenix, una zona que es un importante foco de ingresos ilegales de personas a territorio estadounidenses.