El presidente de la Reserva Federal de EE. UU., Jerome Powell, advirtió sobre el «dolor» que les espera a los estadounidenses en la batalla contra la inflación.
Controlar la inflación estadounidense infligirá «dolor» a las familias y empresas estadounidenses, dijo Powell el viernes en un discurso ante los responsables políticos mundiales en Jackson Hole, Wyoming.
Pero no lograr que los precios bajen de su máximo actual en 40 años sería aún más dañino, agregó mientras se dirigía a la reunión anual de banqueros centrales.
Powell prometió que la Fed seguirá actuando «enérgicamente» y mantendrá una política estricta, lo que probablemente desacelerará la economía, y agregó que no hacerlo «significaría un dolor mucho mayor».
Advirtió que el fuerte mercado laboral estadounidense sufrirá para que bajen los precios, calificándolo como las consecuencias de los «desafortunados costos de reducir la inflación».
La Fed ha estado haciendo campaña para subir las tasas de interés y Powell enfatizó que la lucha contra la inflación no ha terminado.
«Restaurar la estabilidad de precios llevará algún tiempo y requiere el uso enérgico de nuestras herramientas para lograr un mejor equilibrio entre la demanda y la oferta», dijo en la reunión.
«Si bien las tasas de interés más altas, el crecimiento más lento y las condiciones del mercado laboral más suaves reducirán la inflación, también traerán algo de dolor a los hogares y las empresas», dijo Powell.
«Pero el hecho de no restaurar la estabilidad de precios significaría un dolor mucho mayor», señaló.
La secretaria del Tesoro de EE. UU., Janet Yellen, también dijo que Estados Unidos enfrenta «niveles inaceptables de inflación» y que se necesita una postura presupuestaria adecuada para ayudar a reducir las presiones inflacionarias.
La inflación en los EE. UU. alcanzó un máximo de 40 años en marzo y actualmente ronda el 8,5 por ciento. En las últimas semanas, el presidente Joe Biden ha señalado su voluntad de modificar los aranceles sobre las importaciones chinas para aliviar la inflación.
Los economistas estiman que la medida no tendría un efecto inmediato significativo en la inflación, pero tiene el potencial de provocar una disminución de un punto porcentual completo en aproximadamente un año.
China ha argumentado que las reducciones arancelarias reducirían los costos para los consumidores estadounidenses.
Biden ha descrito combatir la inflación como su “máxima prioridad interna” y la Casa Blanca ha estado buscando frenéticamente remedios.
Biden ha tomado una serie de medidas específicas para hacer frente a los altos precios de la gasolina, lo que ha creado serios obstáculos para su Partido Demócrata antes de las elecciones de mitad de período en noviembre.
Encuestas recientes han encontrado que tres de cada cuatro estadounidenses de clase media sienten que sus ingresos no pueden mantenerse al día con la inflación vertiginosa.
La mayoría de los estadounidenses se están preparando para una recesión recortando gastos, retrasando compras importantes o planeando trabajar más tiempo antes de jubilarse.