Estamos viviendo el fin de la abundancia. Fue lo que declaró a sus súbditos ciudadanos el presidente de Francia, Emmanuel Macron, –recién llegado de sus vacaciones– en la primera reunión de ‘vuelta a clase’ de su Gabinete. Inmediatamente, en las redes empezaron a circular fotos de sus presuntas recientes vacaciones disfrutando a lo grande.
No se corta un pelo
Tal como dice la frase del refranero popular, el presidente galo no se corta un pelo cuando se trata de emitir a su población, sus sentencias, en las que para suavizar, se autoincluye en unas circunstancias sociales y económicas que le son completamente ajenas.
«Creo que asistimos a una gran convulsión, un cambio radical. En el fondo, lo que estamos viviendo es el fin de la abundancia, de la liquidez sin costo», dijo Macron sin que se le moviera un solo músculo de su cara. O, dicho de otra forma, con cara de póker.
¿De quién es la culpa de todo esto? Por supuesto, no de él. Los culpables de que de aquí en adelante los franceses tengan que padecer miserias, por supuesto, están al uso: que el cambio climático, que las temperaturas extremas, que los incendios forestales –como si nunca hubiera habido jamás en la historia del planeta Tierra, las actuales temperaturas o incendios forestales–, la escasez de materias primas y del agua. Y la guerra en Ucrania.
Claro, nada de lo que está pasando es producto de las políticas que ha aplicado su Gobierno, o de las decisiones que ha tomado durante todos estos años de mandato: la culpa siempre está afuera, nunca dentro del Elíseo.
Verano Macron
Apenas soltó estas declaraciones, empezaron a circular por las redes, fotografías de las supuestas vacaciones de Macron: fotos en yates y demás lujos que sólo pueden permitirse quienes viven en la abundancia, esa que ha llegado al final para los ciudadanos franceses, salvo para sus élites políticas y económicas.
«Efectivamente es una afirmación interesante la de Macron y tiene un particular interés que sea el propio presidente de Francia el que la utilice. Sobre todo, porque ya sabemos desde hace años que la élite corporativa occidental se está preparando para la gran crisis del modelo socio-económico. Un modelo neoliberal que está ya prácticamente agotado. Esto se está viendo muy claramente en la necesidad de recurrir constantemente a un mayor sobreendeudamiento y a una constante expansión monetaria para que el sistema sobreviva», advierte al respecto el director de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia.
«El gran reto para esta élite occidental es cómo abordar el final de este modelo sin correr el riesgo de que Europa estalle», apunta Zelaia.