RÍO DE JANEIRO — El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2011) prometió que si gana las elecciones en octubre lo hará mejor que en sus anteriores mandatos.
«Voy a volver a gobernar este país para hacer las cosas mejor de lo que lo hice; mi obsesión, un hombre de 76 años con una energía de 30 años, es porque creo que es posible recuperar este país, que la economía vuelva a crecer, generar empleos, mejorar las condiciones de vida de las personas; voy a volver para probar que es posible hacer más», aseguró durante una entrevista en el informativo de la cadena Globo.
Lula dedicó la entrevista a defender los logros de su Gobierno y prometió recuperar el país a pesar de los desafíos actuales, sobre todo por la situación fiscal que heredará tras la crisis económica y el despilfarro de gastos del actual Gobierno de Jair Bolsonaro.
En este sentido, Lula recordó que en las elecciones de 2002, cuando ganó por primera vez, ya se decía que Brasil «estaba quebrado» y recordó que el país recibía visitas del Fondo Monetario Internacional (FMI), dando a entender que ya se enfrentó a situaciones más difíciles y que en aquel momento, por ejemplo, consiguió reducir la inflación a la mitad.
Reiteró que solo quiere volver a la presidencia «para arreglar el país», y en esta misión destacó la labor de su número 2, el candidato a vicepresidente Geraldo Alckmin, un antiguo rival, de corte conservador, al que elogió en varias ocasiones.
«Aprendí a conversar, a negociar con los contrarios», dijo Lula, que citó una frase del pedagogo Paulo Freire sobre unir los divergentes para vencer a los antagónicos: «Y ahora tenemos que vencer el antagonismo del fascismo», remachó.
La autodeterminación de los pueblos y la alternancia de poder
El expresidente brasileño defendió la autodeterminación de los pueblos al responder una pregunta sobre Venezuela y las dictaduras latinoamericanas, y también destacó la importancia de la alternancia de poder.
Lula dijo estar a favor de la «autodeterminación de los pueblos» porque «cada país conduce su nariz», y añadió: «No hay nadie imprescindible e insustituible, cuando empiezas a pensar eso te estás convirtiendo en un dictador; estoy a favor de la rotación de poder, la alternancia de poder es una cosa importante», defendió.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) no citó directamente a Nicolás Maduro ni a ningún otro líder de la región, y se limitó a decir que está «muy tranquilo» con sus relaciones internacionales.
«Si gano las elecciones verás la cantidad de amigos desaparecidos que van a visitar Brasil», subrayó, recordando el prestigio internacional que tenía el país durante sus mandatos y la buena relación que él mantiene con líderes de todo el mundo.
El discurso anticorrupción
Lula criticó los excesos del discurso anticorrupción que se instaló en Brasil hace años con la Operación Lava Jato, pero al mismo tiempo prometió seguir investigando la corrupción en un eventual Gobierno.
«Durante cinco años yo fui masacrado», afirmó en una entrevista a la cadena de televisión Globo, y añadió que la corrupción «solo aparece cuando permites que sea investigada», remarcando que cuando estuvo en el poder él siempre dio autonomía a la Policía Federal y a la Fiscalía, a diferencia de lo que hace ahora el presidente Jair Bolsonaro.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) recordó todos los mecanismos que creó para investigar delitos de corrupción, pero puntualizó que el «error» de la Lava Jato fue tomar un camino político: «El objetivo era condenar a Lula», lamentó.
Lula fue condenado por corrupción pasiva y pasó más de 500 días en la cárcel, aunque después se anularon todos los procesos; no obstante, prefirió no hacer mención a ese periodo en el que fue privado de libertad y prefirió centrarse en criticar el daño que la lucha contra la corrupción provocó en la economía.
«Aquí en Brasil quebraron las industrias de ingeniería que tardamos casi un siglo en construir», criticó, remarcando la pérdida de empleo y haciendo una comparación con Corea del Sur, Francia o Alemania, donde las operaciones anticorrupción consiguieron preservar las grandes empresas de cada país.
En este sentido, el candidato de la izquierda prometió un gran plan de inversión en infraestructuras para poner en marcha de nuevo el sector productivo que se vio perjudicado en los últimos años.
La entrevista, la primera que concede en prime time de televisión desde que empezó la campaña, estuvo rodeada de una gran expectación y fue seguida por millones de brasileños en sus casas.
Muchos de ellos salieron a sus ventanas para aplaudir al expresidente en cuanto finalizó la entrevista, mientras que otros organizaron caceroladas y profirieron gritos a favor de Bolsonaro, evidenciando el clima de tensión política que ya ha tomado Brasil a poco más de un mes para las elecciones.