La evolución de la tasa de inflación en las potencias occidentales está mostrando diferentes señales. Mientras en EEUU parece que alcanzó un techo con indicio de lento retroceso, en Europa no hay perspectivas de desaceleración.
Por el contrario, se presenta un escenario de estancamiento y recesión con inflación, en especial en Alemania y Reino Unido, dos de las potencias europeas.
Estos comportamientos reflejan que la economía europea se ha convertido en la principal víctima económica del conflicto bélico en Ucrania y de las sanciones económicas a Rusia.
Existen evidencias de que se alcanzó un pico de inflación en EEUU, donde los precios al consumidor se desaceleraron más de lo esperado en julio, a 8,5% interanual desde el máximo de 40 años de 9,1% en junio.
El retroceso en julio se debió principalmente a la caída de los precios de la gasolina, mientras que la inflación de los alimentos (10,9%) y la de los precios de la electricidad (15,2%) continuaron elevadas. Al excluir Alimentos y Energía, la denominada «inflación básica o núcleo» se mantuvo estable en 5,9%.
En otras potencias occidentales todavía hay pocas señales de llegar a su punto máximo. La tasa de inflación de la zona euro aumentó en julio al 8,9% interanual, mientras que la tasa del Reino Unido alcanzó los dos dígitos (10,1%).
Incluso Japón, la economía del estancamiento y la deflación durante décadas, registró una tasa de inflación del 2,6% interanual en julio. Este fue el undécimo mes consecutivo de aumento en los precios al consumidor y el ritmo más rápido desde abril de 2014.
Qué pasa en Alemania
Los precios mayoristas alemanes subieron a un ritmo más rápido en julio, lo que subraya las sombrías perspectivas para la economía más grande de Europa, que está atrapada de costos altísimos y de un crecimiento debilitado por el conflicto bélico en Ucrania y las sanciones económicas a Rusia.
Los precios al productor, un indicador líder de la inflación, aumentaron 37,2% en el año, la mayor variación desde que comenzaron los registros en 1949.
«La perspectiva para un mayor desarrollo [de la economía] actualmente es notablemente sombría», señaló el Ministerio de Finanzas en su informe mensual de agosto, y agregó que éste y el próximo año estaban marcados por «un alto grado de incertidumbre».
Los aumentos récord en los precios mayoristas se debieron principalmente al alza vertiginosa de los precios de la energía, que en conjunto aumentaron 105% en comparación con el mismo mes del año pasado.}
La economía alemana se estancó en el segundo trimestre, con el conflicto en Ucrania, la suba de los precios de la energía, la pandemia COVID-19 y las interrupciones del suministro que la llevaron al borde de una recesión.
«Los suministros de gas significativamente más bajos de Rusia, los aumentos de los precios de la energía y, cada vez más, de otros bienes, así como las interrupciones de la cadena de suministro más prolongadas de lo esperado, también en relación con la política de cero-COVID de China, están pesando mucho sobre el desarrollo de la economía», explicó el ministro de Finanzas, Christian Lindner.
A los costos de energía ya altos, el Gobierno alemán impondrá gravámenes a los consumidores de gas a partir del 1 de octubre que agregarán varios cientos de euros a la factura anual de energía de la familia promedio.
El aumento de los precios de la energía significa que es poco probable que la inflación se enfríe pronto: la tasa de inflación anual de Alemania en julio fue del 8,5 %, en línea con la tasa récord de la zona euro en general del 8,9 %.
El impacto en Gran Bretaña
El desempleo en el Reino Unido cayó por primera vez desde agosto de 2020 con salarios reales que bajaron.
El número de puestos de trabajo que los empleadores buscan cubrir se redujo en 19.800 personas a 1,27 millones en el trimestre hasta julio, informó la Oficina Nacional de Estadísticas. En tanto, el salario, excluyendo bonos y ajustado por inflación, disminuyó 3% en los tres meses hasta junio, el mayor porcentaje mensual desde que comenzaron los registros en 2001.
Estas cifras se suman a la evidencia de que la economía puede estar desacelerándose con la inflación más elevada de los últimos 40 años.
El Banco de Inglaterra está elevando las tasas de interés para evitar una espiral de salarios y precios y espera que una recesión eleve el desempleo al 6% en los próximos tres años desde el 3,8% actual.
La inflación del Reino Unido va camino a situarse en el 18% por primera vez en casi medio siglo el próximo año a medida que los precios de la energía se disparan, según el banco de inversión Citigroup. La última vez que la inflación superó el 18,6% fue en 1976, después del shock petrolero que impactó en la economía mundial y obligó al Reino Unido a buscar un rescate financiero del Fondo Monetario Internacional.
Mientras, en EEUU aumentan las ganancias corporativas
La inflación y las alzas de la tasa interés de la Reserva Federal (banca central estadounidense) son algunos de los motivos que habían convencido a los inversores de que las compañías estadounidenses iban a mostrar quebrantos al cierre del segundo trimestre del año.
No obstante, el S&P 500, en esos meses, refleja que las previsiones del mercado han pecado de excesivo pesimismo. Más de la mitad de las compañías listadas en este principal índice bursátil ha publicado sus respectivos ejercicios hasta junio pasado (282 compañías) y el 74% ha presentado beneficios mejores que los pronosticados.
Lo mismo sucede con las ventas: 170 compañías han superado a la previsión del mercado (más de 60%) frente a 75 empresas que no lo hicieron y 36 que vendieron según lo estimado.
La Reserva Federal ha subido la tasa de interés en 75 puntos básicos, hasta el entorno del 2,25%-2,50%, ubicándose en un máximo desde la crisis financiera de 2008, igualando el pico que tuvo en 2019. Jerome Powell, presidente de la FED, ha anunciado que «nuestra idea es llevar las tasas a entre el 3,0% y el 3,5% para finales de año».
La propuesta conservadora sobre cómo enfrentar la inflación
Con la inflación en máximos de varias décadas en muchos países y las presiones que se extienden más allá de los precios de los alimentos y la energía, la política económica ha girado hacia una estrategia monetaria más estricta
Esto es lo que propone el FMI. Dos de sus economistas, Tobías Adrián y Fabio Natalucci, escribieron Los bancos centrales aumentan las tasas de interés en sincronía para controlar las presiones inflacionarias.
Mencionan que con los riesgos para las perspectivas de inflación inclinados al alza, los bancos centrales «deben evitar que las presiones inflacionarias se afiancen». Para indicar que deben actuar con determinación para llevar la inflación de regreso a su meta, evitando un desanclaje de las expectativas de inflación.
La política monetaria no puede resolver los cuellos de botella relacionados con la pandemia en las cadenas de suministro globales y las interrupciones en los mercados de materias primas debido al conflicto en Ucrania. Sin embargo, «puede ralentizar la demanda general para hacer frente a las presiones inflacionarias, por lo que el objetivo es un endurecimiento de las condiciones financieras», proponen.
Una reflexión de izquierda sobre la actual dinámica de alza de los precios
En el post del blog del economista marxista Michael Roberts ¿Disminuirá la inflación mundial? se menciona, en cambio, que los bancos centrales no tienen control sobre el ritmo de inflación.
Esta sentencia está basada en que el aumento de los precios no ha sido impulsado por una «demanda excesiva» de bienes y servicios por parte de los consumidores o por empresas que invierten mucho, o incluso por un gasto público descontrolado.
No es la demanda lo que es «excesivo», sino que el otro lado de la ecuación de precios, la oferta, es demasiado débil. Y allí, los bancos centrales no tienen mucha influencia.
Pueden aumentar las tasas de interés de la política tanto como lo consideren, pero tendrá poco efecto en la oferta. Y esa restricción de la oferta no se debe sólo a los bloqueos de producción y transporte y al conflicto en Ucrania, sino «más aún a una disminución subyacente a largo plazo en el crecimiento de la productividad de las principales economías», afirma Roberts.
Europa sale perdiendo
En concreto, en el frente económico, caracterizado principalmente por las sanciones estadounidenses y europeas a Rusia, Europa se verá mucho más afectada que los EEUU y que la propia Rusia.
Como se sabe, Europa depende de las importaciones de productos energéticos, materias primas, fertilizantes y productos agrícolas del país sancionado.
El 27% del petróleo, el 46% del carbón y el 40% del gas en Europa provienen de Moscú, mientras que EEUU importa solo el 8% del petróleo, el 5% del carbón y el 0,5% del gas. A esto hay que sumar que será recompensado con creces por el crecimiento de sus exportaciones de gas y petróleo a Europa.