SIMFERÓPOL, RUSIA — Las autoridades de Zaporiyia están dispuestas a compartir con la ONU las pruebas de continuos ataques ucranianos a la planta nuclear del mismo nombre, dijo un portavoz de la administración militar civil.
El 22 de agosto el jefe adjunto de la misión de Rusia ante la ONU, Dmitri Polianski, solicitó para este 23 de agosto una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar lo que calificó de «amenaza a la paz y la seguridad internacionales» derivada de «incesantes provocaciones ucranianas contra la central nuclear de Zaporiyia».
«Hemos recopilado todas las pruebas y podemos remitirlas de inmediato a la ONU. Todo el mundo debe enterarse de que el régimen de Kiev está implicado en los ataques contra la central nuclear [de Zaporiyia]», dijo a Sputnik Kiril Rógov, miembro del Consejo General de la administración militar civil de la región.
Los documentos disponibles, según el funcionario, contienen resultados de peritajes balísticos e información sobre el tipo de armas que el ejército ucraniano utiliza en sus ataques.
«También podemos enseñar fragmentos de misiles y otros proyectiles lanzados al territorio de la planta nuclear», agregó.
La central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, se encuentra cerca de la ciudad ucraniana de Energodar. Cuenta con seis reactores de agua presurizada del modelo VVER-1000 y tiene una capacidad total de 6.000 megavatios.
Desde marzo pasado, la planta permanece bajo control de militares rusos. Moscú alega que su presencia militar en la central, operada por la empresa ucraniana Energoatom, persigue evitar fugas de materiales nucleares y radiactivos.
Rusia y Ucrania se acusan periódicamente de lanzar ataques a las instalaciones de la planta.
Tras un bombardeo reciente, el jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, advirtió que las operaciones bélicas en la zona entrañan «un peligro muy real de catástrofe nuclear».
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, de visita en Ucrania, reiteró el pasado jueves su llamado a desmilitarizar el área de la planta, alegando que cualquier daño potencial a la central de Zaporiyia equivale a «un suicidio».